Cuarentena
“Su Pecado puede Esperar”
Ernesto Alonso
[EL CAMINO] Martes pasado, seis de la tarde, más o menos. Caminaba por una amplia avenida cercana a mi domicilio en la ciudad de Buenos Aires, y presuroso por llegar a los abastecedores de alimentos, antes de que el estado de sitio sanitario decretara el vacío compulsivo de los espacios públicos, pasé frente a un hotel que me hizo meditar un poco.
No se trata de cualquier hotel el que encontré en mi camino; son esos que se contratan por espacios bien precisos de tiempo, en los que el anonimato es la regla principal de trato y de funcionamiento y también en los que si el bienestar se paga con tarjeta de crédito los resúmenes son celosamente custodiados por el interesado o la interesada.
El lector perspicaz sospechará que se trata de ese tipo de alojamientos temporarios habilitados para satisfacer aquel impulso vinculado preferentemente a la libido. ¿Por qué no digo que se trata de un Albergue Transitorio? Y bueno, algunos párrafos para ejercitar el modo de no nombrar algo es una suerte de entrenamiento literario. ¡Je me excuse!