Misión de la Iglesia en la cultura es mantener búsqueda de la verdad, dice el Papa Benedicto
LISBOA, 12 May. 10 (ACI).- En su discurso esta mañana al mundo de la cultura en el Centro Cultural de Belém en Lisboa, el Papa Benedicto XVI señaló que "la Iglesia considera su misión prioritaria en la cultura actual mantener despierta la búsqueda de la verdad".
El Santo Padre comenzó su discurso haciendo un diagnóstico de la cultura de hoy, en la que se refleja, explicó, "una 'tensión' entre el presente y la tradición, que a veces adquiere forma de 'conflicto'. La dinámica de la sociedad absolutiza el presente, aislándolo del patrimonio cultural del pasado y sin la intención de proyectar un futuro".
Pero, prosiguió, "una valorización del 'presente' como fuente de inspiración del sentido de la vida, tanto individual como social, se enfrenta con la fuerte tradición cultural del pueblo portugués, profundamente marcada por el influjo milenario del cristianismo, y con un sentido de responsabilidad global, confirmada en la aventura de los descubrimientos y en el celo misionero, compartiendo la fe con otros pueblos".
"Los ideales cristianos de universalidad y fraternidad inspiraron esta aventura común, aunque también se sintió la influencia del iluminismo y del laicismo. Esta tradición dio origen a lo que podíamos llamar una 'sabiduría', es decir, un sentido de la vida y de la historia, del que formaban parte un universo ético y un 'ideal' que cumplir por parte de Portugal, que siempre ha procurado relacionarse con el resto del mundo".
Así, continuó el Papa, "la Iglesia aparece como la gran defensora de una sana y elevada tradición, cuya rica aportación está al servicio de la sociedad; ésta sigue respetando y apreciando su servicio al bien común, pero se aleja de la mencionada 'sabiduría' que forma parte de su patrimonio.
"Este 'conflicto' entre la tradición y el presente se expresa en la crisis de la verdad, pero sólo ésta puede orientar y trazar el rumbo de una existencia lograda, como individuo o como pueblo. De hecho, un pueblo que deja de saber cuál es su propia verdad, acaba perdiéndose en el laberinto del tiempo y de la historia, sin valores bien definidos, sin grandes objetivos claramente enunciados".
"Queridos amigos, queda por hacer un gran esfuerzo para aprender la forma en que la Iglesia se sitúa en el mundo, ayudando a la sociedad a entender que el anuncio de la verdad es un servicio que ella le ofrece, abriendo horizontes nuevos de futuro, grandeza y dignidad. En efecto, la Iglesia tiene 'una misión de verdad que cumplir en todo tiempo y circunstancia a favor de una sociedad (…) Para la Iglesia, esta misión de verdad es irrenunciable' ", señaló el Santo Padre.
Benedicto XVI advirtió luego que "para una sociedad formada mayoritariamente por católicos, y cuya cultura ha sido profundamente marcada por el cristianismo, resulta dramático intentar encontrar la verdad fuera de Jesucristo".
Tras comentar que la Iglesia busca dialogar en la verdad y por ello la Santa Sede está presente en diversos organismos internacionales, el Papa indicó que "teniendo en cuenta la diversidad cultural, es preciso lograr que las personas no sólo acepten la existencia de la cultura del otro, sino que aspiren también a enriquecerse con ella y a ofrecerle lo que se tiene de bueno, de verdadero y de bello".
Luego de exhortar a los servidores del mundo de la cultura a seguir hablándole al corazón de la humanidad tocando su sensibilidad, el Santo Padre se refirió al aporte del Concilio Vaticano II que "puso las premisas de una auténtica renovación católica y de una nueva civilización, la 'civilización del amor', como servicio evangélico al hombre y a la sociedad".
"Queridos amigos, la Iglesia considera su misión prioritaria en la cultura actual mantener despierta la búsqueda de la verdad y, consecuentemente, de Dios; llevar a las personas a mirar más allá de las cosas penúltimas y ponerse a la búsqueda de las últimas. Os invito a profundizar en el conocimiento de Dios, del mismo modo que él se ha revelado en Jesucristo para nuestra plena realización".
"Haced cosas bellas, pero, sobre todo, convertid vuestras vidas en lugares de belleza. Que interceda por vosotros Santa María de Belén, venerada desde siglos por los navegantes del océano y hoy por los navegantes del Bien, la Verdad y la Belleza", concluyó.
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