viernes, 30 de julio de 2010

El verdadero campo de batalla - Augusto Padilla

El verdadero campo de batalla
Dr. Augusto Padilla


El Dr. Padilla escribió este artículo en enero del año 2008. Dada su actualidad, lo reproducimos, anhelando que nuestros lectores puedan advertir con mayor agudeza la crisis por la que atraviesa nuestra Argentina.


El genial Donoso Cortés, en el primer capítulo de su famoso Ensayo, advirtió que en toda cuestión política va envuelta siempre una gran cuestión teológica. Es que la ciencia de Dios explica todo, tanto para el creyente como para el ateo: «Toda palabra que sale de los labios del hombre es una afirmación de la Divinidad, hasta aquella que lo maldice o que lo niega. El que revolviéndose contra Dios exclama frenético diciendo: “Te aborrezco, tú no existes”, expone un sistema completo de teología, de la misma manera que el que levanta a Él su corazón contrito y le dice: “Señor, hiere a tu siervo que te adora”. El primero arroja a su rostro una blasfemia; el segundo pone a sus pies una oración; ambos, empero, le afirman, aunque cada cual a su manera, porque ambos pronuncian su nombre incomunicable» (1).

Donoso escribió su obra en 1850, y el siglo y medio largo transcurrido desde entonces -con pruebas más que contundentes- ha corroborado cuanta razón tenía el ilustre extremeño, honor de la Iglesia y de España.

La actualidad e importancia de la visión donosiana está a la vista de los que quieren ver y sus palabras a disposición de los que quieren oír. Desde luego, que no se trata de abandonar la contienda política -deber moral, por otra parte- para refugiarse en una torre de marfil. Lo que sí se debe tener en claro, es que sin entender la cuestión que Donoso planteaba, la acción política se vuelve estéril, atacada por el onanismo intelectual y el “cortoplacismo”. Dicho de otra forma: quien no entienda lo que está pasando dentro de la Iglesia, no tiene capacidad para entender lo que sucede fuera de ella. El pescado se pudre por la cabeza y no por la cola. La Iglesia es la madre de nuestra civilización y si Ella se corrompe, nuestras almas corren peligro. Si Ella defecciona, quedamos huérfanos. Si ella abandona el timón, navegamos a la deriva.

Pero estos tiempos se vuelven más difíciles aún, porque esta vez el enemigo opera desde el interior, en las mismas filas de la Iglesia y en sus círculos más empinados, situación que no se daba cuando vivía Donoso. Ahora el modernismo se pasea desafiante e impune, arrastrando y confundiendo a la grey. El adversario no está frente a las puertas, sino que traspasó profundamente la muralla, adoptando mil rostros, lo cual acrecienta la dificultad en identificarlo: se presentan como palomas, cuando su verdadera condición es la de serpientes.

Muchos, al leer esto, me tendrán por pesimista. Se equivocarán de medio a medio. Dios no abandona a quienes libran el buen combate: lo único que les pide es conocer el sentido y alcance de la guerra, que para eso sirve la inteligencia.Y tener voluntad que no se quiebre ante las dificultades que sin duda vendrán: no pasará mucho, para que tengamos a este tiempo como benigno.

Días duros, durísimos, nos esperan. En vela de armas y con tranquilidad de espíritu, el trance se nos volverá más liviano.


(1) Ensayo sobre el catolicismo, el liberalismo y el socialismo, en Obras completas de Juan Donoso Cortés, BAC, Madrid, 1946, Tomo II, p.350.







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