lunes, 28 de febrero de 2011

La Música Sacra, al servicio de la Verdad - P. Paul Gunter

La Música Sacra, al servicio de la Verdad
P. Paul Gunter, O.S.B.*


ROMA, jueves 24 de febrero de 2011 (ZENIT.org).- En la época en la que san Agustín escribió Qui cantat, bis orat“quien canta reza dos veces”, se podía reconocer fácilmente cómo el carácter propio de la música sacra la hacía esencialmente distinta de un simple canto en grupo, o de un elegante performance por parte de un músico experto, pero de ámbito secular. La convicción del hecho de que la oración redobla si es cantada en lugar de recitada, no se basaba tanto en los méritos del esfuerzo humano, sino más bien en la necesidad de describir la dimensión numinosa dentro de la música sacra, sus aspectos emotivos y artísticos, en cuanto que interfaz del intercambio entre Dios, Dador de todo bien, y la respuesta de amor del ser humano al amor omnipotente del Señor.

Un amor más grande buscará una calidad más alta y no sólo una cantidad más abundante, y esto sucede cuando la perseverancia de un individuo o de un grupo ha obtenido un progreso en el ámbito musical y ha experimentado por ello mismo la belleza de sus consuelos espirituales. La Sacrosanctum Concilium (SC) afirma que “la sagrada liturgia no agota toda la acción de la Iglesia” (n. 9) y añade muy agudamente que “antes de que los hombres puedan acercarse a la liturgia, es necesario que sean llamados a la fe y a la conversión”; además, en el número 10 aclara que “la liturgia es el culmen hacia el que tiende la acción de la Iglesia”. La liturgia, por tanto, es precisamente la fuente de la fuerza necesaria a toda obra apostólica. Allí donde la vida litúrgica de la Iglesia es dejada a su aire, la falta de coherencia en sus frutos se hace evidente. Los músicos litúrgicos deben ser valorados y apoyados de todas las formas posibles, y deben alcanzar un nivel técnico tal que les permita comunicar, a través de la música sacra, la relación con el misterio tremendo que es Dios. Es esta percepción de la santidad de Dios, tomada específicamente de la música sacra, la que forma un puente que permite a las personas hacer encontrar su deseo de Dios con el deseo de conformar sus vidas a la Suya.

La música sacra es oración ordenada a hacer elevar los corazones y las mentes hacia Dios. Más allá de los retos representados por las preferencias personales o culturales, el objetivo de la música sacra es siempre la alabanza de Dios. La participación activa en la asamblea debería estar ordenada a este fin, de modo que no venga comprometida ni la dignidad de la liturgia, ni se oscurezcan las posibilidades para una participación efectiva en el culto divino. La actuosa participatio no excluye diversos niveles de participación que, por si mismos, indican que la “participación en el acto” no disminuye por el hecho de que uno podría no estar cantando todo en cada momento. La música sacra debe conformarse a los textos litúrgicos, y la música devocional debe inspirarse en textos bíblicos o litúrgicos, cuidando en cada caso no esconder las realidades eclesiológicas de la Iglesia. El Papa Juan Pablo II lo explicó a algunos obispos de los Estados Unidos, con ocasión de su visita ad Limina en 1998: “La participación plena no significa que todo el mundo hace todo, porque esto llevaría a clericarizar al laicado y a laicizar el sacerdocio; y esto no es lo que el Concilio tenía en mente. La liturgia, como la Iglesia, debe ser jerárquica y polifónica, respetando los diversos papeles asignados por Cristo y permitiendo a todas las distintas voces converger en un único gran himno de alabanza”. La música sacra, por ello, en sus expresiones de fe religiosa, fidelidad textual y dignidad mesurada, debe convertirse en un símbolo de comunión eclesial.

jueves, 24 de febrero de 2011

Estados Unidos: un grupo musical crea la Fundación "Abbanuestro"

Estados Unidos: un grupo musical crea la Fundación "Abbanuestro"


Los "Son by Four" de Puerto Rico actúan gratuitamente en comunidades


ARECIBO, martes 22 de febrero de 2011 (ZENIT.org).- Los integrantes del grupo musical católico Son by Four se preparan a celebrar el primer año de cantar gratis a la familia en las comunidades, con el nacimiento de su fundación Abbanuestro.

De acuerdo con el vocalista Jorge Montes, todo comenzó con un concierto gratuito en la cancha bajo techo de Ciales. Desde entonces, ofrecen todos los terceros martes de mes las noches de música para la familia, abiertas a todo público, en la parroquia Nuestra Señora del Rosario de Ciales, informa a ZENIT Vivian Maldonado del Obispado de Arecibo, Puerto Rico.

Según Montes, el propósito es “dar un mensaje que inspire al ser humano en estos momentos de tanta violencia, tanta soledad”.

sábado, 19 de febrero de 2011

Sobre los Católicos, la Política y el Aborto - P. José María Iraburu

Sobre los Católicos, la Política y el Aborto
De Andreotti al rey Juan Carlos
P. José María Iraburu


A causa de la gran controversia sobre el tema de los católicos, la política y el aborto -sobre todo en nuestro país Argentina, donde se intenta aprobarlo- y la cantidad de voces contradictorias que se levantan, publicamos este artículo del P. Iraburu, correspondiente al 2 de Marzo del 2010, que sigue vigente y probablemente ayude a poner luz en el tema.


Andreotti. Entre los actos organizados en Roma con ocasión del gran Jubileo del Año 2000, se incluyó también un Jubileo de los Políticos. Acudieron «políticos católicos» de un buen número de naciones. Y fue significativamente confiada la presidencia del Comité de Acogida de este Jubileo al honorable Giulio Andreotti, siete veces primer ministro de Italia y actual senador vitalicio, director de 30 Giorni, el paradigma de los políticos cristianos de la segunda mitad del siglo XX. Pues bien, conviene recordar que este eminente político católico, siempre próximo al Vaticano, allí mismo, en Roma, en 1976, firmó para Italia la ley del aborto, que autoriza a perpetrarlo legalmente durante los noventa primeros días de gestación. Quizá le aconsejaron mal, o quizá no le aconsejaron... Poco después, en 1985, salió en España la ley del aborto con la firma del rey Juan Carlos I. Normal.

«No queremos que él reine sobre nosotros» (Lc 19, 14). La fe en Cristo Rey y en la conveniencia de que ya en la historia reine en el mundo, una fe siempre viva en la Europa cristiana, comienza a ser negada abiertamente desde los comienzos del siglo XVIII por algunos filósofos, de los que parte la masonería, la Ilustración y el liberalismo. El espíritu diabólico infunde así en los hombres la convicción de que solamente lograrán ser del todo libres, del todo hombres, cuando se sacudan el «yugo suave y la carga ligera» de Cristo (Mt 11, 30). Cuando afirmen con plena decisión, como el Israel rebelde a Yavé: «no te serviré (non serviam)... Somos libres, no te seguiremos» (Jer 2,20.31).

Esta rebelión de las naciones contra Cristo, iniciada en Occidente y difundida a todos los pueblos que le siguen, es ya la forma cultural y política predominante en nuestra época. En consecuencia, hoy los cristianos nos hallamos tan lejos del poder político como los cristianos de los tres primeros siglos. Hombres de la cultura, y concretamente los políticos, han sustraído, han robado el mundo a Dios, a Cristo, su Señor natural. Y llevan siglos destrozando la antigua Cristiandad occidental día a día, más y más, la cultura, las costumbres, la educación, las leyes, la vida política, los medios de comunicación, el pensamiento, el arte, todo. Y aunque no llegan a derribar las Catedrales, ciertamente procuran siempre borrar hasta el menor vestigio secular del antiguo mundo cristiano. Los católicos, pues, podemos ser mártires, pero en muy pocos lugares podemos alcanzar el poder político, para promover el verdadero bien común, como no sea en niveles políticos menores, como la alcaldía de un pueblo. No fue, por ejemplo, para nosotros ninguna sorpresa que el político católico Roco Buttiglione no llegara a ser uno de los comisarios de la Unión Europea, al tocar el tema de la homosexualidad a la luz de la verdad natural y católica.

jueves, 17 de febrero de 2011

Las democracias islámicas - Juan Manuel de Prada

Las democracias islámicas
Juan Manuel de Prada


En el Islam, fe religiosa y poder político no se conciben separados, ni en grado de autonomía, ni de subordinación


Toda esa algazara con que Occidente recibe el proceso revolucionario desatado en los países islámicos del norte de África se me antoja una patética muestra de «wishful thinking», propia de mentes decadentes y perezosas. En la concepción musulmana, orden religioso y orden político no conforman esferas separadas, ni en grado de autonomía ni siquiera de subordinación de la segunda a la primera. Cuando se compara este proceso con el que en Europa se desató con la Revolución Francesa (aunque su origen debamos buscarlo en la Reforma protestante), se olvida que en el Occidente cristiano orden religioso y orden político siempre estuvieron separados, aunque subordinado el segundo al primero; lo que el proceso revolucionario instauró fue la subversión del orden político contra el orden religioso, la «soberanía» del rey o del pueblo rebelados contra la ley divina. En el Islam, fe religiosa y poder político no se conciben separados, ni en grado de autonomía, ni de subordinación, ni muchísimo menos de subversión del orden político contra el religioso; en el Islam, las creencias religiosas «santifican» o legitiman el poder político, que a su vez sostiene la vigencia y difusión de la fe. El poder político, en la concepción musulmana, es unidad en la fe de la «umma» o comunidad de los creyentes y garantía de la expansión del Islam; y todas las revueltas que en el mundo musulmán han sido no han tenido otro propósito, consciente o inconsciente, sino restaurar la institución histórica del califato.

Las autocracias del norte de África siempre fueron vistas por los mahometanos como un impedimento para tal propósito; y, visto desde su perspectiva, no les falta razón. Son regímenes, en efecto, que dificultan o impiden la cohesión de la «umma», por atender otros propósitos espurios (sostenimiento de dinastías usurpadoras, permisividad con otros cultos religiosos, sometimiento a los dictados yanquis, etcétera). La restauración de ese quimérico califato que devuelva la conciencia de «umma» es la utopía tácita o confesa que ha alimentado todas las revueltas islámicas; utopía que una y otra vez se ha estrellado con la escasa capacidad política del temperamento musulmán, así como con trabas geográficas y étnicas diversas.

miércoles, 16 de febrero de 2011

El Arte Sacro y la Belleza (II) - Rodolfo Papa

El Arte Sacro y la Belleza (II)
Rodolfo Papa *


ROMA, martes 15 de febrero de 2011 (ZENIT.org).- En la Constitución de la Sagrada Liturgia del Concilio Vaticano II, Sacrosantum Concilium, está escrito que las obras de arte sacro “por su naturaleza, están relacionadas con la infinita belleza de Dios, que intentan expresar de alguna manera por medio de obras humanas. Y tanto más pueden dedicarse a Dios y contribuir a su alabanza y a su gloria cuanto más lejos están de todo propósito que no sea colaborar lo más posible con sus obras para orientar santamente los hombres hacia Dios” (n. 122).

Las obras de arte religioso y sacro, deben, por tanto y “de cualquier forma” expresar la belleza divina, la infinita belleza divina, con la que mantienen una relación natural, que es propia de su naturaleza. A través de la expresión de la belleza, y en la manera en que se orientan hacia la Belleza infinita, pueden explicar su “único”fin de dirigir “religiosamente” las almas a Dios.

Pero, ¿qué es la belleza?.

viernes, 11 de febrero de 2011

Dos antropologías en conflicto - Daniel Iglesias Grèzes

Dos antropologías en conflicto
Daniel Iglesias Grèzes


1. Dos visiones del hombre

Occidente se presenta hoy como una civilización dividida, como una especie de campo de batalla entre visiones del hombre profundamente antagónicas entre sí; sobre todo dos: la antropología cristiana y la antropología individualista.

La antropología cristiana considera al ser humano como un animal racional, una unidad sustancial de cuerpo material y alma espiritual, un ser inteligente y libre, creado a imagen y semejanza de Dios. La inteligencia humana tiende naturalmente a la verdad (la adecuación del pensamiento a la realidad). El ser humano es capaz de conocer y comunicar a otros la verdad de lo real. Además, la voluntad humana tiende naturalmente al bien y a la felicidad, y puede y debe alcanzarlos a través del ejercicio de su libertad. La felicidad no está en el egoísmo, sino en el don de uno mismo a los demás. El hombre ha sido creado libremente por Dios, por amor, para conocer y amar a Dios y, en un mismo movimiento, también a los demás seres humanos. Según la antropología cristiana, el amor no es una atracción bioquímica ni un sentimiento romántico, sino la búsqueda comprometida y perseverante del bien de la persona amada.

martes, 8 de febrero de 2011

Propuestas para una correcta lectura del Concilio Vaticano II - Mons. Atanasio Schneider

Propuestas para una correcta lectura del Concilio Vaticano II
Mons. Atanasio Schneider


El primado del culto de Dios como fundamento de toda verdadera teología pastoral
(Roma - 17 de diciembre de 2010)


Nota Previa

Entre los días 16 y 18 de diciembre del pasado año 2010 se realizó, en la Ciudad de Roma, con el título “Concilio Ecuménico Vaticano II. Un Concilio pastoral. Análisis histórico, filosófico y teológico”, un Congreso de estudios sobre el Concilio Vaticano II con el fin de desarrollar una correcta y adecuada hermenéutica de sus textos y de sus disposiciones a la luz de la Tradición de la Iglesia, organizado por el Seminario Teológico “Immacolata Mediatrice” perteneciente a la Comunidad de Franciscanos de la Inmaculada.

Asistieron a este Congreso numerosas personalidades entre Cardenales, Obispos, sacerdotes y laicos. Una de las más importantes ponencias leídas durante el curso de las jornadas fue la del Obispo Auxiliar de Karaganda, Capital de la actual República de Kazajistán (Asia Central, ex integrante de la desaparecida URRS), Monseñor Atanasio Schneider, titulada Propuestas para una correcta lectura del Concilio Vaticano II.

Se trata de un texto notable por su claridad, concisión y precisión en el que el autor realiza un valiosísimo aporte en el camino de la correcta hermenéutica del Vaticano II, tantas veces pedida por el Santo Padre Benedicto XVI. Por esta razón nos hemos tomado la libertad de traducirlo a partir de la versión italiana publicada en el sitio http://www.chiesa.spressonline.it/ a fin de promover y facilitar su difusión en nuestro medio.

martes, 1 de febrero de 2011

La “belleza” que no es - Rodolfo Papa

La “belleza” que no es
Rodolfo Papa *


ROMA, martes 1 de febrero de 2011 (ZENIT.org).- ¿Qué es la belleza?. Una larga tradición filosófica ha reflexionado sobre la belleza, buscando la explicación sobre que es, como la conocen los hombres, como la disfrutan, profundizando en la experiencia común, que es el punto de partida de toda buena explicación.

De esta reflexión surge que el disfrute de la belleza, natural o artística, se caracteriza por un “placer” que reúne no sólo los sentidos, sino a toda la persona: emociones y pasiones; razón e intelecto; se trata de un placer no destinado a lo útil, por tanto, un placer desinteresado, un placer por placer: esto es un probar placer frente a cualquier cosa que se conoce, sin quererla comprar, poseer, modificar, firmar.

La belleza tiene un vínculo particular con la vista. Santo Tomás de Aquino con su célebre afirmación «Pulchrum est quod visum placet» (Summa Theologiae, I, q. 5, a. 4, ad 1um), indica que de lo bello importa la aprehensión y en modo especial el disfrute: lo bello es “agradable al conocimiento” (Ibid., II-II, q. 27, a. 1, ad 3um), porque lo bello exige ser “conocido”.