jueves, 24 de diciembre de 2009

Santa y Feliz Navidad - Fraternidad de Vida Nueva

Santa y Feliz Navidad
Fraternidad de Vida Nueva


“Univérsi, qui te exspéctant, non confundéntur, Dómine”
[“Todos los que en ti esperan no quedarán confundidos, oh Señor”]


Dios acababa de dar a la tierra un Salvador y en los brazos de Maria en éxtasis, los Ángeles adoran al Verbo encarnado. ¡Que lección para nuestra fe! El tiempo no disminuye la profundidad del misterio; los siglos pasan por delante de este pesebre bendito, el cual nos conserva y nos transmite el recuerdo del nacimiento de Jesucristo, sublime y encantadora prueba del amor de Dios hacia nosotros! Si vosotros no podéis olvidar vuestra madre, vuestra familia, vuestra patria, cristianos no olvidéis al que ha nacido para salvarnos.

Oración. Dios Todo Poderoso, que derramáis hoy sobre nosotros la nueva luz de vuestro Verbo encarnado, haced que la fe de este misterio se infunda también en nuestros corazones. Señor y Dios nuestro, haced del mismo modo, te lo rogarnos, que celebrando con alegría la Natividad de N. S. Jesucristo, merezcamos, por una vida digna de El, gozar de su presencia. Así sea.


Es el deseo de:
Fraternidad de Vida Nueva
y Multiespacio Cultural EL CAMINO



miércoles, 9 de diciembre de 2009

Los invito a tener la grandeza que nos exige el momento - Mons. Juan Alberto Puiggari

Los invito a tener la grandeza que nos exige el momento
Mons. Juan Alberto Puiggari
Obispo de Mar del Plata


BUENOS AIRES, 07 Dic. 09 / 11:48 pm (ACI): Una multitud de fieles se congregó este sábado en la puerta de la Gruta de Lourdes para caminar hasta la catedral de los Santos Pedro y Cecilia, junto a la imagen de la Virgen de Luján, en la 36° edición de la tradicional Marcha de la Esperanza que se realizó en Mar de Plata, Argentina.

Los miles de participantes, que llegaron a colmar 12 cuadras, marcharon bajo el lema "Madre, a tu corazón confiamos la causa por la vida" y fueron acompañados por el Obispo de Mar de Plata, Mons. Juan Alberto Puiggari, quien presidió una Eucaristía al finalizar el concurrido evento.

Tras esta intensa marcha, el Prelado presidió una Misa con la que se inauguró el Año Diocesano de la Familia. En su homilía señaló: "es difícil agregar palabras a todo lo que hemos escuchado, orado, cantado, a todo lo que seguramente está en el corazón de cada uno de ustedes. Por eso llenos de gratitud y alegría estamos culminando con esta Eucaristía. Esta Marcha, como todos los años, ha sido una manifestación del amor de ustedes a nuestra Madre Santísima".

"Ante tantos signos de muerte, tantas víctimas inocentes, tanto dolor, tanta violencia e injusticia no hemos reaccionado por el derrotismo o por el «no te metás». Por el contrario, hemos querido comprometernos y por eso estamos acá, para ser discípulos de Aquel que es la vida y misioneros de esa vida plena que nos vino por María, con la seguridad de que le estamos ofreciendo a este mundo la salvación y la felicidad que tanto ansía" expresó.

Al finalizar la Eucaristía se dio inicio al Año Diocesano de la Familia y se repartieron unos pesebres que luego fueron bendecidos por Mons. Puiggari, quien recordó las palabras del Papa Benedicto XVI en Aparecida: "la familia, patrimonio de la humanidad, constituye uno de los tesoros más importantes de los pueblos latinoamericanos, es y ha sido escuela de fe, palestra de valores humanos y cívicos, hogar en que la vida humana nace y se acoge generosa y responsablemente".

El Prelado alentó a los fieles a trabajar en la familia "como salió del corazón de Dios, no como pretenden imponernos algunos hombres o la cultura de hoy".


Video 1



Video 2




¡Gracias Mons. Puiggari por sus palabras!




martes, 1 de diciembre de 2009

"Madre, a tu corazón confiamos la causa por la vida" - Oración

"Madre, a tu corazón confiamos la causa por la vida"
Oración de la 36° Marcha de la Esperanza
05 de Diciembre 2009 - 16 hs


Oh María,
aurora del mundo nuevo,
Madre de los vivientes,
a Ti confiamos la causa de la vida:
mira, Madre, el número inmenso
de niños a quienes se impide nacer,
de pobres a quienes se hace difícil vivir,
de hombres y mujeres víctimas
de violencia inhumana,
de ancianos y enfermos muertos
a causa de la indiferencia
o de una presunta piedad.

Haz que quienes creen en tu Hijo
sepan anunciar con firmeza y amor
a los hombres de nuestro tiempo
el Evangelio de la vida.

Alcánzales la gracia de acogerlo
como don siempre nuevo,
la alegría de celebrarlo con gratitud
durante toda su existencia
y la valentía de testimoniarlo
con solicita constancia, para construir,
junto con todos los hombres de buena voluntad,
la civilización de la verdad y del amor,
para alabanza y gloria de Dios Creador
y amante de la vida.

Amén.

Tomada de la Carta Encíclica Evangelium vitae, nº 105,
del Siervo de Dios Papa Juan Pablo II.


* * * * *


Estimados:

Queremos comunicarles que "Fraternidad de Vida Nueva" se reunirá a las 15.45 en la Santería de la Gruta de Lourdes (MdP), donde nos congregaremos, para incorporarnos a las 16 hs. en la Marcha de la Esperanza que encabezará nuestro Obispo Diocesano Mons. Juan Alberto Puiggari.

Bajo el lema "Madre, a tu corazón confiamos la causa de la vida", caminaremos por las calles de Mar del Plata, dando testimonio público de nuestra fe en Cristo Jesús y en su Madre Santísima.

Están todos invitados. Los esperamos.


Fraternidad de Vida Nueva



Para leer el Mensaje de nuestro Obispo con ocación de la 36 Marcha de la Esperanza, clickée el siguiente enlace:


O también:




miércoles, 25 de noviembre de 2009

Indisolubilidad del Matrimonio y Nulidad - Javier Luna

Indisolubilidad del Matrimonio y Nulidad
R. P. Javier Luna, CR


Estimados:

El próximo lunes 30 de noviembre a las 19.00 hs, el R. P. Javier Luna, CR, del Instituto Cristo Rey, brindará una conferencia sobre el tema "Indisolubilidad del Matrimonio y Nulidad".

La misma, organizada por Fraternidad de Vida Nueva, se realizará en el Multiespacio Cultural El Camino, Av. Luro 4344 1º Piso, de nuestra ciudad de Mar del Plata con entrada libre y gratuita.

Los esperamos.


* * * * *


Para profundizar sobre este tema, recomendamos las siguientes lecturas previas a la conferencia:

DIVORCIADOS VUELTOS A CASAR - PRINCIPIOS DOCTRINALES DEL MAGISTERIO
Mons. Tarcisio Bertone


LA INDISOLUBILIDAD DEL MATRIMONIO
Pedro María Reyes Vizcaíno


DIVORCIO Y NULIDAD MATRIMONIAL
Aciprensa


¿PUEDEN COMULGAR LOS DIVORCIADOS VUELTOS A CASAR?
Aciprensa


PASTORAL PARA DIVORCIADOS
Aciprensa



martes, 24 de noviembre de 2009

Antes de comer el Cuerpo de Cristo debemos adorarlo (San Agustín) - Héctor Aguer

Antes de comer el Cuerpo de Cristo debemos adorarlo (San Agustín)
Mons. Héctor Aguer


Alocución televisiva de monseñor Héctor Aguer, arzobispo de La Plata en el programa “Claves para un mundo mejor”
(14 de noviembre de 2009)


En estos días se está difundiendo y comienza a usarse, en nuestras parroquias y capillas, la nueva edición argentina del Misal Romano que trae muchos más elementos que el anteriormente usado, para la celebración litúrgica especialmente una gran cantidad de prefacios y algunos cambios en el texto de la plegaria eucarística.

Lo que más van a llamar la atención es el uso del “ustedes” en lugar del “vosotros” con la desinencia verbal correspondiente que es la de uso común en la Argentina. Y además un cambio en la formula de la consagración del cáliz donde en lugar de decirse que la Sangre de Cristo “es derramada por todos los hombres” se dirá “por muchos”. Esta traducción es mucho más literal que la anterior pero el significado es prácticamente el mismo. Lo que sucede es que se enfocan dos momentos distintos del misterio de la redención.

Ciertamente Nuestro Señor Jesucristo derramó su sangre para redimir a todos los hombres pero no todos aceptan y asumen esa redención de Cristo por eso se dice “por muchos” como aparece también en versiones de otras lenguas y de acuerdo al texto tradicional latino que rezaba siempre “pro multis”.

Pero quisiera sobre todo detenerme a propósito de este uso del nuevo misal en un aspecto muy particular. Creo que tendríamos que aprovechar este momento para reflexionar sobre la importancia de la Eucaristía, sobre el decoro de toda la celebración y de un modo especialísimo, me parece a mí, sobre la Santa Comunión.

Como saben hay dos maneras de recibir la Sagrada Comunión: se puede recibir en la boca o en la mano. Las dos maneras debieran trasuntar la profunda fe, el amor, la devoción de quien comulga.

Durante 14 siglos se recibió la comunión en la boca y además desde el siglo VIII, aproximadamente, se recibió de rodillas expresando con humildad nuestra condición de indignos de unirnos con esa estrecha comunión al Hijo de Dios hecho Hombre. Pero se puede también expresar esa misma fe y ese mismo amor si uno la recibe de pie.

Además es bueno recordar que está indicado que debe hacerse antes de la comunión una profunda reverencia de manera que se exprese también exteriormente no sólo en la dimensión interior de nuestro corazón sino con gesto corporal que efectivamente creemos y que adoramos al Señor.

El Papa Benedicto XVI cita con frecuencia una frase de San Agustín que dice que antes de comer el Cuerpo de Cristo debemos adorarlo y que no podemos comerlo en verdadera comunión sino lo adoramos antes. Por eso es necesario que manifestemos también exteriormente ese gesto de adoración.

Quien recibe la comunión en la mano puede hacerlo muy bien ciertamente. No es la forma tradicional pero puede hacerse muy bien. San Cirilo de Jerusalén decía que hay que ofrecer la mano como un trono al Hijo de Dios pero, a veces, uno ve personas que se acercan a comulgar llevando el paraguas, el abrigo, la cartera colgada del brazo y se van con la hostia y no sabemos donde la llevan cuando está indicado que deben comulgar delante del ministro que le da la comunión.

Me parece que tendríamos que revisar estas cosas. Quiero aclarar además que no está prohibido comulgar de rodillas sino que el ministro –sea un sacerdote o un laico que extraordinariamente recibe ese ministerio- tiene que respetar el deseo del comulgante. Entonces el que quiere comulgar de rodillas puede hacerlo también.

De tal manera que esta diversidad tiene que estar indicándonos que de cualquier modo debemos nosotros manifestar nuestra profunda fe, nuestra adoración, y nuestro amor a Jesucristo en el momento de comulgar.

Y otra cosa que debemos observar es que la comunión no es un momento cualquiera donde vamos pensando en cualquier otra cosa. Creo que incluso hasta el porte personal, la manera de vestir y todo eso también importa. Me llama la atención como personas que si tienen una entrevista de trabajo o asisten a un acto civil importante van bien trajeados y con corbata y que aparecen a comulgar en ojotas y bermudas. O señoras que se acercan a la comunión con el vestido con el que toman sol en la terraza.

Se trata de tomar en serio lo que hacemos allí, lo que está ocurriendo allí. Debemos tener en cuenta ese acontecimiento extraordinario de nuestra comunión con el Señor vivo y resucitado que se nos da para ser el alimento de nuestra vida cristiana debe manifestarse también en los hechos y en la formas exteriores.

Esperemos que la puesta en uso del Nuevo Misal nos ayude a todos a considerar nuestra participación eucarística con un espíritu renovado. Y especialmente que nosotros podamos adherir a este deseo de la Iglesia que viene manifestándole en la última década, desde el tiempo de Juan Pablo II, de subrayar el decoro de la celebración eucarística que tiene que ser un encuentro especial con el Señor y sobre todo debe manifestar nuestra percepción agradecida de ese misterio de su comunicación a nosotros.


Mons. Héctor Aguer,
arzobispo de La Plata


miércoles, 11 de noviembre de 2009

Terapéutica de las Enfermedades Espirituales - Introducción - Jean–Claude Larchet

Terapéutica de las Enfermedades Espirituales
Introducción
Jean–Claude Larchet


El autor de este interesante libro, Jean-Claude Larchet, es doctor en Filosofía y en Teología y profesor retirado de la Universidad de Estrasburgo (Francia). Cristiano ortodoxo francés, especialista en patrística oriental y, en particular, en el tema de la relación entre enfermedad y fe cristiana, ha escrito una quincena de libros, traducidos a más de quince idiomas, entre los cuales se encuentran obras de referencia como Thérapeutique des maladies spirituelles (1991), Théologie de la maladie (1991), Thérapeutique des maladies mentales (1992), Le Chrétien devant la maladie, la souffrance et la mort (2002) y L’inconscient spirituel (2005). Entre los temas a los que ha dedicado sus estudios se encuentran las doctrinas de San Máximo el Confesor, la teología del icono, la bioética, y la teología de la enfermedad. En el contexto de estos últimos estudios, ha dedicado particular atención al tema de la enfermedad mental, en su diferencia y relación con las enfermedades corporales y espirituales.


La finalidad del cristianismo es la deificación del hombre: “Dios se hizo hombre para que el hombre pudiera volverse dios”. Tal es la fórmula por la cual los Padres, a lo largo de los siglos, han resumido muchas veces el sentido de la Encarnación del Verbo.

Uniendo en Su Persona divina, sin confusión ni separación, la naturaleza divina a la naturaleza humana, Cristo ha devuelto a ésta su estado primitivo, apareciendo así como el Nuevo Adán, y además la ha llevado a la perfección a la cual estaba destinada: la perfecta semejanza con Dios, la participación con la naturaleza divina (2 Pe 1, 4). Ha dado también a cada persona humana, que estuviera unida a Él por el Espíritu, — en la Iglesia, que es su Cuerpo — llegar a ser dios por la gracia.

En la Economía de la Santa Trinidad, que tiene en vista la deificación del hombre y en él la unión con Dios de todos los seres de la Creación, la obra propiamente redentora de Cristo, que consiste particularmente en su Pasión, su Muerte y su Resurrección, constituye un momento esencial, el de nuestra salud: por ella el Dios–hombre ha liberado la naturaleza humana de la tiranía del diablo y los demonios, ha destruido el poder del pecado, y ha vencido la muerte, aboliendo así todas las barreras que, a partir del pecado original, separaban al hombre de Dios y le impedían la unión plena con Él.

Como lo ha señalado Vladimir Lossky, el pensamiento teológico occidental ha interpretado esta obra redentora y salvadora de Cristo en términos esencialmente jurídicos.

La comprensión de la Redención en términos de rescate tiene, ciertamente, su base en la Sagrada Escritura y de manera particular en las Epístolas de s. Pablo. Pero esto no debe hacernos olvidar que – como lo subraya Vladimir Lossky –, «en general encontramos en los Padres y en la Escritura muchas imágenes para expresar el misterio de nuestra salud realizado por Cristo. Así, en el Evangelio, el buen Pastor es una imagen “bucólica” de la obra de Cristo; el hombre fuerte, vencido por otro más fuerte que le quita sus armas y destruye su dominio, es una imagen guerrera que aparece frecuentemente en los Padres y en la Liturgia: el Cristo victorioso sobre Satán, rompiendo las puertas del infierno, haciendo de la Cruz su estandarte. Una imagen médica, la de la naturaleza enferma curada por el antídoto de la salud; una imagen que podríamos llamar “diplomática”, la de la astucia divina que frustra la astucia del demonio, etc.».

Ciertamente, «la imagen más frecuentemente empleada por s. Pablo del Antiguo Testamento está tomada del campo de las relaciones jurídicas» porque, «vista en este sentido particular, la redención es una imagen jurídica de la obra sanante de Cristo, al lado de muchas otras imágenes posibles» y «empleando la palabra redención (...) en el sentido de un término genérico que designa la obra en toda su amplitud; no debemos olvidar que esta expresión jurídica tiene un carácter figurado: Cristo es redentor como es guerrero victorioso de la muerte, un sacrificador perfecto, etc.». La utilización exclusiva de la imagen del rescate y su comprensión en un sentido demasiado estrecho manifiesta pronto sus insuficiencias y conduce tal vez a inconsecuencias teológicas, como lo ha señalado especialmente s. Gregorio Nacianceno.

Uno de nuestros fines, en esta obra, es mostrar toda la importancia que reviste en la tradición ortodoxa, lo que Vladimir Lossky llama «la imagen médica». Si los Padres – como lo veremos luego– hicieron un uso tan frecuente en sus enseñanzas, si la encontramos en la casi totalidad de los textos litúrgicos usados en la Iglesia Ortodoxa como también en el texto del ritual de la mayoría de sus sacramentos, si muchos concilios la han aprobado en sus cánones, en fin, si ha sido recibida por toda la Tradición, es porque constituye –ya lo mostraremos– una forma particularmente adecuada de representar el modo de nuestra salud, de un valor al menos equivalente al de nuestro rescate.

Esta imagen posee además un fundamento escriturístico particularmente sólido. El Redentor es también el Salvador; si hemos sido rescatados, también hemos sido salvados: se olvida a menudo que el verbo “sodso” (salvar), frecuentemente utilizado en el Nuevo Testamento, significa no solamente «librar o salvar de un peligro», sino también «curar» y que la palabra “sotería” (salud) señala no sólo la liberación, sino también la curación. El nombre mismo de Jesús significa “Yahweh salva” (Mt 1, 21; Hch 4, 12), dicho de otro modo: «cura», y Cristo se presenta a Sí mismo, muy directamente, como un médico, por otra parte como tal lo anuncian a menudo los profetas (cf. Is 53, 5; Sal 102, 3) y los evangelistas lo caracterizan así (cf. Mt 8, 16-17) y la parábola evangélica del buen samaritano puede muy bien ser considerada como una representación del Cristo médico. Finalmente, buen número de sus contemporáneos, en su vida terrestre, fueron atraídos hacia Él, como hacia un médico.

Los Padres, casi unánimemente y a partir del primer siglo, le aplicaron en forma corriente el nombre de Médico, agregando a menudo los calificativos de “grande”, “celestial”, “supremo”, precisando, además, según el contexto “de los cuerpos”, “de las almas”, más frecuentemente “de las almas y los cuerpos”, subrayando que Él vino a sanar al hombre todo entero. Este nombre figura en el centro mismo de la liturgia de s. Juan Crisóstomo y en la mayoría de las formas sacramentales. Se la halla constantemente en casi todos los servicios litúrgicos de la Iglesia Ortodoxa y en buen número de las fórmulas de oración.

Si Cristo aparece como un médico y la salvación que Él trae como una curación, es porque la humanidad está enferma. Viendo en el estado adámico primordial el de la salud de la humanidad, los Padres y toda la Tradición ven en el estado de pecado que caracteriza la humanidad caída luego del pecado original un estado de enfermedad multiforme que afecta al hombre en todo su ser. Esta concepción de la humanidad enferma de pecado encuentra su base escrituraria (Mi 7, 2; Is 1, 6; Jn 8, 22; 28, 9; Sal 13, 7; 143, 5) que han explotado los Padres quienes, siguiendo a los Profetas, evocan 1) la impotencia de los hombres en la Antigua Alianza para encontrar un remedio a sus males, tan graves son, 2) su invocación a Dios a lo largo de las generaciones, 3) la respuesta favorable de Dios que constituyó la Encarnación del Verbo quien — solamente Él por ser Dios— podía cumplir la sanación que ellos esperaban.

Así, en diferentes momentos, la obra salvífica del Dios–hombre aparece como el proceso de la curación, en Su persona, de la humanidad entera que Él asumió, y de la restitución de ésta al estado de salud espiritual que primitivamente conoció, además, la naturaleza humana así restaurada, fue llevada por Cristo a la perfección de la deificación.

Esta salvación-curación de toda la humanidad y su deificación cumplidas en la persona del Verbo de Dios encarnado, son otorgadas por el Espíritu Santo a cada bautizado que, en la Iglesia, se une a Cristo. Pero no son, entonces, más que potenciales: el bautizado debe asimilar este don en todo su ser. Es el papel de la vida espiritual, de la ascesis.

La ascesis, en la Iglesia Ortodoxa, no reviste el sentido estrecho que frecuentemente le dio la Iglesia occidental, sino que designa todo lo que el cristiano debe cumplir para beneficiarse efectivamente de la salud traída por Cristo. Ante los ojos de la gran Tradición de la Iglesia Ortodoxa, la obra salvífica aparece como una sinergía de la gracia divina traída por el Espíritu Santo y del esfuerzo que cada bautizado debe aportar personalmente para abrirse a esa gracia y apropiársela, esfuerzo que se cumple a lo largo de toda la vida, en cada momento y en todos los actos de la existencia. La palabra griega áskesis significa, entonces, «ejercicio», «entrenamiento», «práctica», «género de vida». Más todavía que esto, las palabras que les corresponden en el ruso: podvig, podvijnitchestvo, derivadas del eslavo podvizatsia, que significa «moverse hacia delante», «ir hacia adelante», traducen una concepción eminentemente dinámica de la vida espiritual y revelan que ésta se concibe como un proceso de crecimiento, el de la actualización progresiva de la gracia recibida en los sacramentos, y en particular del bautismo, o también el de la asimilación progresiva de la gracia del Espíritu que incorpora efectivamente al bautizado a Cristo muerto y resucitado, permitiéndole apropiarse personalmente de la naturaleza humana restaurada y deificada en la persona del Dios–hombre.

Es por la ascesis teantrópica que el cristiano, por la gracia del Espíritu, muere, resucita y es glorificado con Cristo, deja de ser un hombre caído y se convierte en un «hombre nuevo»; despojado del «hombre viejo» se reviste de Cristo, actualiza el cambio que el bautismo ha realizado potencialmente en él de la naturaleza caída por la naturaleza restaurada y deificada en Cristo.

La salvación operada por Cristo, al ser concebida por la Tradición, como una curación de la naturaleza humana enferma y como la restauración de su salud primordial, es lógico que la ascesis, por la cual el hombre se apropia de esta gracia, sea considerada también por ella (por la Tradición) como un proceso de curación del hombre y de su vuelta a la salud.

Nos ha impresionado en la lectura de los Padres constatar que ellos, sin excepción y muy frecuentemente, recurren a estas categorías médicas para describir las diversas modalidades de la ascesis, a tal punto que ésta nos parece estar presentada sistemáticamente como una terapéutica perfectamente elaborada, definiéndose la ascesis, igual que la medicina, como un arte en el antiguo sentido de «técnica» (es éste otro sentido que puede atribuirse a la palabra griega áskesis) y hasta, según la expresión tradicional, como «el arte de las artes y la ciencia de las ciencias». Las enseñanzas patrísticas presentan de igual modo la ascesis utilizando las categorías de lucha, combate, (áthlesis y agón tienen este significado además de esfuerzo, entrenamiento, apareciendo a menudo como equivalentes de áskesis), pero también podemos subrayar, sin pretender llevar esas categorías a las precedentes, que son complementarias, ya que la medicina tiene por fin atacar las causas de las enfermedades, luchar contra éstas y vencerlas poniendo en práctica una estrategia y utilizando un arsenal terapéutico etc.

La expresión de las modalidades curativas del hombre, como terapéutica y curación es considerada frecuentemente por los comentaristas contemporáneos como una simple imagen. Esto es verdadero en algunos casos, pero en muchos otros es justamente un símbolo al que debemos referirnos, fundado sobre la analogía natural que existe entre las enfermedades corporales o psíquicas, y las enfermedades espirituales. Nos proponemos mostrar que las categorías médicas utilizadas se aplican directamente a su objeto y se revelan perfectamente adecuadas a su naturaleza misma: la naturaleza humana caída está en verdad enferma espiritualmente y es una verdadera curación la que se realiza en ella, en Cristo por el Espíritu, por medio de la vía sacramental y de la ascesis.

Ciertamente hay algunas dificultades en admitir que el hombre caído está espontáneamente inconsciente de su estado espiritual; ya que sus enfermedades espirituales no aparecen tan claramente como las corporales o las mentales. Y en este nivel el símbolo juego un papel indispensable.

Pero en este estudio nos proponemos demostrar que la ascética ortodoxa presenta una descripción muy detallada del hombre enfermo, descripción que constituye, en el plano espiritual donde se sitúa, una verdadera semiología, y también en razón de su carácter sistemático y coherente, una auténtica nosología médica. Esto aparece particularmente en la clasificación y la descripción de las pasiones (de su naturaleza, causas y efectos) que los Padres denominan constante y explícitamente como «enfermedades espirituales». La palabra pathos, cercana a pathe, que significa «enfermedad», lleva en sí misma esta connotación.

Esta nosología es necesaria para encarar de manera eficaz la terapéutica y obtener la curación, que constituyen el fin de la ascesis. Nos proponemos mostrar la manera sistemática y metódica con que la ascética ortodoxa presenta esta terapéutica, lo que la hace aparecer como una verdadera medicina espiritual del hombre total. Veremos, además, cómo aquellos que se entregan a la ascesis son corrientemente designados en los textos patrísticos como terapeutas: terapeutas de sí mismos en primera instancia; luego — cuando han avanzado en la vía de la ascesis y son suficientemente experimentados— terapeutas de aquellos que vienen a pedirle ayuda para curar sus propias enfermedades: así en los textos patrísticos, los Padres espirituales son frecuentemente llamados «médicos».

Sin embargo, si la definición de la terapéutica espiritual presupone un conocimiento preciso de las enfermedades y de sus causas, este conocimiento mismo exige una noción precisa de lo que es la salud del hombre, ya que la noción de enfermedad no alcanza su sentido sino por comparación con aquella. La terapéutica, en tanto que busca el restablecimiento de la salud, supone que ésta se halle claramente definida. Es por esta razón que comenzaremos por presentar la concepción patrística de la salud humana, concepción que nos guiará a lo largo de todo este estudio.

La noción que la antropología ortodoxa tiene de la salud humana es indisociable de la de una naturaleza humana ideal poseída por el Adán original y que debía ser llevada por él, en la sinergía de su libre voluntad y de la gracia divina, a su perfección: la de la deificación. Es decir que la naturaleza humana tiene un sentido que se encuentra en sus diferentes componentes: está naturalmente orientada hacia Dios y tiene como destino encontrar en Él su perfección. Mostraremos cómo, según la antropología ascética ortodoxa, el hombre se encuentra en estado de salud en la medida que realiza su destino, y que sus facultades se ejercen en conformidad a ese fin natural; y cómo el pecado, concebido como una separación de Dios, desviando al hombre de ese fin para él esencial, instala en sí mismo un estado multiforme de enfermedad, que se caracteriza, ante todo, por el uso perverso, contra naturaleza, de todas sus facultades. Veremos entonces cómo la ascesis teantrópica por la cual el hombre se convierte ontológicamente, constituye una verdadera terapéutica de modo tal que le permite volverse de ese estado patológico contra su naturaleza, y de recobrar la salud de su naturaleza original retornando a Dios.



Tomado de: JEAN–CLAUDE LARCHET, Terapéutica de las Enfermedades Espirituales, VOLUMEN I, Tercera edición revisada y corregida – Teología –, EDICIONES DU CERF, París 1997.


Para bajar y/o imprimir el libro, haga click en el siguiente ícono:




martes, 3 de noviembre de 2009

La Contemplación - Mario Caponnetto

La Contemplación
Dr. Mario Caponnetto

Estimados:

El próximo viernes 6 de Noviembre a partir de las 20.30 hs. contaremos con la presencia del Dr. Mario Caponnetto, quien brindará una conferencia titulada "La Contemplación".

La misma se realizará en el Multiespacio Cultural "EL CAMINO", Av. Luro 4344 - 1º Piso de nuestra ciudad de Mar del Plata.

En virtud del tema a abordar y el nivel del expositor, es que recomendamos vivamente este encuentro, con entrada libre de aranceles.

Para mayor información, pueden llamar por teléfono al (0223) 495-0465 ó (0223) 154-36-3298.

Organiza:
Fraternidad de Vida Nueva

Invitan:
Fraternidad de Vida Nueva
Centro de Humanidades Josef Pieper.


* * * * *


Para conocer la actividad del Dr. Caponnetto el día sábado 7:


Para saber quién es el Dr. Mario Caponnetto:


Los esperamos. ¡Rogamos su difusión!


sábado, 24 de octubre de 2009

Una visión teológica de la historia - Alfredo Sáenz

Una visión teológica de la historia
R. P. Dr. Alfredo Sáenz, SJ
[*]


Estimados:

El próximo viernes 30 de Octubre a partir de las 20.30 hs. contaremos con la presencia del R. P. Alfredo Sáenz, SJ, Licenciado en Filosofía y Doctor en Teología, quien brindará una conferencia titulada "Una visión teológica de la historia".

La misma se realizará en el Multiespacio Cultural "EL CAMINO", Av. Luro 4344 - 1º Piso de nuestra ciudad de Mar del Plata.

En virtud del tema a abordar y el nivel del expositor, es que recomendamos vivamente este encuentro, con entrada libre de aranceles.

Para mayor información, pueden llamar por teléfono al (0223) 495-0465 ó (0223) 154-36-3298.


Organiza:
Fraternidad de Vida Nueva

Invitan:
Fraternidad de Vida Nueva
Centro de Humanidades Josef Pieper.


* * * * *


Para conocer la actividad del P. Sáenz el día sábado 31:
El hombre moderno - Alfredo Sáenz

Para saber quién es el P. Alfredo Sáenz:
Profesor: P. Alfredo Sáenz

Los esperamos. ¡Rogamos su difusión!




jueves, 8 de octubre de 2009

Moral y Religión en Freud [Audio] - P. Ignacio Andereggen

Moral y Religión en Freud
[Audio]
Pbro. Dr. Ignacio Andereggen


Al final de esta entrada podrá escuchar el Audio de la Conferencia del Pbro. Dr. Ignacio Andereggen sobre la relación entre "Moral y Religión en Freud", que fue dictada el 28 de Agosto del 2009 en el Multiespacio Cultural EL CAMINO (Mar del Plata, Argentina) organizada por la Asociación "Fraternidad de Vida Nueva" y con el auspicio del Centro PieperTambién podrá escuchar el audio de las preguntas y el cierre. [¡Atención! También encontrará el Video de esta Conferencia].


¿Quién es el P. Andereggen?

Ignacio Andereggen es sacerdote de la Arquidiócesis de Buenos Aires y Licenciado en Filosofía por la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA) con Medalla de Oro.

Doctor en Filosofía y Doctor en Teología por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma con la máxima calificación académica (summa cum laude), es Profesor en las Facultades de Filosofía y Teología de dicha Universidad.

viernes, 2 de octubre de 2009

Quirógrafo sobre la Música Sagrada - San Juan Pablo II

Quirógrafo sobre la Música Sagrada
con ocasión del Motu Proprio "Tra Le Sollecitudini"
San Juan Pablo II


1. Impulsado por el vivo deseo de "mantener y procurar el decoro de la casa de Dios", mi predecesor san Pío X publicó, hace cien años, el motu proprio Tra le sollecitudini, que tenía como objeto la renovación de la música sagrada en las funciones del culto. Con él quiso dar a la Iglesia indicaciones concretas en ese sector vital de la liturgia, presentándolas "como código jurídico de la música sagrada" [1]. También esa intervención formaba parte del programa de su pontificado, que había sintetizado en el lema: "Instaurare omnia in Christo".

El centenario de ese documento me brinda la oportunidad de recordar la importante función de la música sagrada, que san Pío X presenta como medio de elevación del espíritu a Dios y como valiosa ayuda para los fieles en la "participación activa en los sacrosantos misterios y en la pública y solemne oración de la Iglesia" [2].

La especial atención que se ha de dedicar a la música sagrada, recuerda el santo Pontífice, deriva del hecho de que "como parte integrante de la liturgia solemne, la música sagrada tiende a su mismo fin, el cual consiste en la gloria de Dios y la santificación y edificación de los fieles" [3]. Interpretando y expresando el sentido profundo del texto sagrado al que está íntimamente unida, es capaz de "añadir más eficacia al texto mismo, para que (...) los fieles se preparen mejor a recibir los frutos de la gracia, propios de la celebración de los sagrados misterios" [4].

2. El concilio Vaticano II utilizó este enfoque en el capítulo VI de la constitución Sacrosanctum Concilium sobre la sagrada liturgia, donde se recuerda con claridad la función eclesial de la música sagrada: "La tradición musical de la Iglesia universal constituye un tesoro de valor inestimable, que sobresale entre las demás expresiones artísticas, principalmente porque el canto sagrado, unido a las palabras, constituye una parte necesaria o integral de la liturgia solemne" [5]. El Concilio recuerda, asimismo, que "los cantos sagrados han sido alabados tanto por la sagrada Escritura como por los Santos Padres y los Romanos Pontífices, quienes en los últimos tiempos, empezando por san Pío X, han expuesto con mayor precisión la función ministerial de la música sagrada en el servicio divino" [6].

jueves, 1 de octubre de 2009

Anhelo de verdad y libertad nunca puede eliminarse, explica el Papa Benedicto

Anhelo de verdad y libertad nunca puede eliminarse, explica el Papa Benedicto


PRAGA, 28 Sep. 09 (ACI).- Al dirigirse ayer por la tarde en el Castillo de Praga a los rectores de las universidades de la República Checa y diversos representantes del mundo de la educación, el Papa Benedicto XVI explicó que "el anhelo por la libertad y la verdad es parte inalienable de nuestra humanidad" por lo que "nunca puede ser eliminado".

En su discurso, el Santo Padre dijo que "si es verdad que algunos piensan que los interrogantes planteados por la religión, la fe y la ética no ocupan un lugar en el ámbito de la razón pública, esta visión no es en absoluto evidente. La libertad, que es la base del ejercicio de la razón –en la universidad como en la Iglesia–, tiene un objetivo preciso: la búsqueda de la verdad, y como tal expresa una dimensión propia del cristianismo, que efectivamente ha dado lugar al nacimiento de la universidad".

"La gran tradición formativa, abierta a lo trascendente, que es el fundamento de las universidades en toda Europa se ha subvertido sistemáticamente, aquí y en otras partes, por la ideología reductiva del materialismo, por la represión de la religión y por la opresión del espíritu humano. Sin embargo, en 1989, el mundo fue testigo de manera dramática del derribo de una ideología totalitaria que fracasó y del triunfo del espíritu humano".

Benedicto XVI resaltó que "el anhelo por la libertad y la verdad es parte inalienable de nuestra humanidad. Nunca puede ser eliminado, y como ha demostrado la historia, si se niega se pone en peligro la misma humanidad. A este anhelo tratan de responder la fe religiosa, las artes, la filosofía, la teología y las otras disciplinas científicas, cada una con su propio método, tanto en el ámbito de una reflexión atenta como en el de una buena praxis".

Tras subrayar que la universidad tiene como misión "iluminar las mentes y los corazones de los jóvenes", el Papa dijo que esta tarea "no consiste en la mera acumulación de conocimientos o de capacidades, sino en una 'paideia', una formación humana en las riquezas de una tradición".

Por ello, continuó, "hay que recuperar la idea de una formación integral, basada en la unidad del conocimiento enraizado en la verdad. Con el masivo crecimiento de la información y de la tecnología nace la tentación de separar la razón de la búsqueda de la verdad. El relativismo que deriva de ello genera un camuflaje, detrás del cual pueden esconderse nuevas amenazas a la autonomía de las instituciones académicas".

Benedicto XVI cuestionó si no es verdad que "habiendo pasado el período de injerencia como consecuencia del totalitarismo político, a menudo hoy en el mundo el ejercicio de la razón y la investigación académica se ven obligados –de manera sutil y a veces no tan sutil– a doblegarse a las presiones de grupos de interés ideológicos y al atractivo de objetivos utilitarios a breve plazo o solo pragmáticos".

"La capacidad de análisis, que es necesaria para formular hipótesis científicas, unida al arte prudente del discernimiento, ofrecen un antídoto eficaz a la actitud de replegarse en sí mismo, de la falta de compromiso e incluso de alienación, que a veces se encuentran en nuestras sociedades de bienestar y que pueden afectar sobre todo a los jóvenes", prosiguió.

El Papa Benedicto XVI señaló que "los que proponen la exclusión positivista de lo divino de la universalidad de la razón no solo niegan una de las convicciones más profundas de los creyentes, sino que terminan por contrastar precisamente el diálogo de las culturas que proponen. Una comprensión de la razón sorda a lo divino, que relega las religiones al reino de las subculturas, es incapaz de entrar en aquel diálogo de las culturas del que tiene tanta necesidad nuestro mundo".

Finalmente el Papa aseguró que "la confianza en la capacidad humana de buscar la verdad, de encontrar la verdad y de vivir según la verdad, llevó a la fundación de las grandes universidades europeas. Ciertamente tenemos que reafirmar esto hoy para otorgar al mundo intelectual la valentía necesaria para el desarrollo de un auténtico bienestar, un futuro verdaderamente digno del ser humano".




lunes, 28 de septiembre de 2009

El Diputado Nacional Hugo Acuña le contestó enérgicamente a la Jueza Argibay - Liliana Angela Matozzo

EL DIPUTADO NACIONAL HUGO ACUÑA LE CONTESTO ENERGICAMENTE A LA JUEZA ARGIBAY
Liliana Angela Matozzo [*]


El Diputado Nacional Hugo R. Acuña le ha enviado una carta a la Jueza de la Corte Suprema de la Nación, Dra. Carmen Argibay, en respuesta a sus últimas declaraciones mediáticas sobre el tema del aborto.

En la misiva, el legislador neuquino pone de manifiesto su “preocupación por la exhortación que hace al Congreso Nacional”, ya que “los Señores Jueces se expresan por sus sentencias, connotando su exhortación una suerte de prejuzgamiento que la invalidaría ante la resolución de un caso concreto, pese al conocido posicionamiento que ya tiene”.

“La opinión vertida en un tema que toca tantos sentimientos me parece, por lo menos, inapropiada; por otra parte, le informo que el debate se viene llevando a cabo en las distintas comisiones de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación. El hecho de que no se llegue al recinto no quiere decir falta de tratamiento, toda vez que comisiones trabajando significa un Congreso activo”, expresó el parlamentario. Y más adelante, agrega: “que no se apruebe la despenalización del aborto no significa expedirse en tal sentido, sino que puede pensarse que ello es la expresión de la voluntad popular representada en el Congreso Nacional”. Hacia el final de la carta, concluye diciendo: “Debo mencionar que del mismo modo que usted nos está exhortando a los legisladores nacionales, respetuosamente podría yo exhortarle a guardar un cauto silencio como una señal de respeto hacia la sociedad argentina en sus distintos posicionamientos”.

Frente a este tema el Diputado Hugo R. Acuña expresó su firme posición al respecto: “el artículo 86 del Código Penal se encuentra derogado de hecho”, afirmó antes de enumerar artículos de Tratados Internacionales de Derechos Humanos y la Constitución Nacional que así lo demuestran. Asimismo, dijo que “el primer derecho humano es el derecho a la vida y eso está garantizado por nuestro marco normativo”. Y concluyó que “Toda esta enumeración del derecho positivo vigente en nuestro país también se fundamenta en estudios científicos indiscutibles. La biogenética actual demuestra claramente que desde el momento mismo de la concepción (cuando el espermatozoide fecunda al óvulo) existe un nuevo ser humano distinto de sus padres. Cigoto, embrión, feto, bebé, niño, adolescente, joven, adulto y anciano son etapas evolutivas del mismo y único ser humano”.

El Diputado por el Movimiento Popular Neuquino expresa enérgicamente una vez más que “el primer derecho humano es el derecho a la vida”, e insiste en solicitar el tratamiento de varios proyectos de su autoría vinculados con esta temática. Entre ellos, el de Protección Integral de los Derechos de las Niñas y los Niños por Nacer (expte. 0855-D-09), una propuesta de modificación del artículo 86 del Código Penal (expte. 0856-D-09) y un proyecto para declarar como Día Nacional del Niño por Nacer el 25 de marzo de cada año (expte. 0871-D-09).

Felicite al Diputado de la Nación Dr. Hugo Rodolfo Acuña
Tel: +54 (11) 6310 7433



[*] Abogada - Doctora en Ciencias Jurídicas Summa Cum Laude - Especializada en Bioética y Derechos Biológicos - Escritora - Ex-Presidente Comisión Nac. Biociencia y DDHH - Presidente Fundación Proa a la Vida


lunes, 21 de septiembre de 2009

EE.UU.: Un convento de monjas episcopalianas se convierte al catolicismo junto con su capellán

EE.UU.: Un convento de monjas episcopalianas se convierte al catolicismo junto con su capellán


02/09/09 Un convento de monjas episcopalianas de la ciudad estadounidense de Baltimore (Maryland) compuesto por 10 religiosas y su capellán serán recibidos en la comunión de la Iglesia Católica mañana mismo en una Misa que celebrará el arzobispo de la ciudad, monseñor Edwin O´Brien. El prelado dará así la bienvenida a la verdadera Iglesia de Cristo a este grupo perteneciente a la Sociedad de Hermanas de los Pobres de Todos los Santos, en una ceremonia en la que también está previsto que reciban el sacramento de la Confirmación en el mismo lugar de la celebración, en la capilla del convento de Catonsville.

Su capellán, el reverendo Warren Tanghe, quien recientemente ha declarado que las hermanas están "muy contentas y nerviosas", seguirá sus pasos al tiempo que estudia la posibilidad de solicitar su ordenación como sacerdote católico, ya que la Iglesia Católica no reconoce la consagración ministerial de esta comunidad eclesial separada, aunque sí de su bautismo. De ahí que la ceremonia no incluya la celebración del mismo sino únicamente un rito de confesión íntegra de la Fe católica, nada más... y nada menos. ¡Enhorabuena!




jueves, 17 de septiembre de 2009

San Roberto Belarmino - Doctor de la Iglesia

San Roberto Belarmino
Doctor de la Iglesia


En el día de san Roberto Belarmino, un recuerdo especial de su vida y obras. Hoy, 19 hs, celebraremos la Santa Misa en nuestro Multiespacio Cultural El Camino. Preside la celebración el Padre Javier Luna, CR.


Nace hacia el año 1542 en Montepulciano. Profesó en la Compañía de Jesús a sus diecisiete años y residió en los Países Bajos. De joven se mostró orador fácil y fogoso. Fue llamado a Roma por el Papa Gregorio XIII para fundar la famosa cátedra «de controversias», en la que destacó como teólogo de gran erudición y lucidez, y de la que brotó la obra que lleva el mismo título. Ocupó los cargos de Director Espiritual y Rector del Colegio Romano. Clemente VIII le nombró Cardenal y se valió de su colaboración para la edición de la «Vulgata Clementina». Gobernó durante unos años el arzobispado de Capua. Terminó sus días en Roma, retirado junto a los novicios de la Compañía. Moría el 17 de septiembre de 1621. Mereció los elogios de «teólogo eminentísimo, defensor acérrimo de la fe católica, varón discreto, humilde, extraordinariamente limosnero». Pío XI le beatificó en 1923, le canonizó en 1930 y le declaró Doctor de la Iglesia en 1931.

Tras las asambleas y las guerras de religión, habían de desfilar los santos, en la Reforma que se había propuesto llevar a cabo la Iglesia del siglo XVI. Con el amor manifestado prácticamente hasta lo heroico, pondrían broche de oro y signo de eficacia cristiana al magno monumento tridentino. A esta cima había de llegar aquel niño de familia de nobles y de Papas, que todos los días iba a la iglesia con su madre, Cintia Cervina, en Montepulciano. Allí va asimilando la austeridad y serenidad de espíritu que ofrecerá luego como preciado servicio, en difíciles encomiendas, a la Santa Madre Iglesia.

Desde pequeño se siente Roberto metido en ambiente de lucha: las competiciones escolares de su lugar natal le preparan a la persistencia en ser fiel a su vocación de jesuita, que brota en su alma a los dieciséis años y que se ve combatida por las dudas de su padre.

Un anhelo de renuncia, en búsqueda de la tranquilidad del alma frente a lo caduco, le lleva a las puertas de la Compañía; la semilla silenciosamente plantada por su madre germina a tiempo de sobreponerse a la ambición que rodea por todos los lados al joven amador de los clásicos.

Comienza sus estudios en Italia, empezando ya a descollar por su cálida oratoria vertida en platicas y sermones. Pero su magisterio sagrado llega al cenit en el púlpito de San Miguel de Lovaina y en su Universidad. Aquí combate con éxito y valentía las confusas doctrinas del rector Miguel Bayo y a sus sermones acuden, en multitud, estudiantes de todos los países y de todas las confesiones, como representando al aplauso universal.

Un alto personaje canta las maravillas del joven predicador en su cara, y Belarmino, desconocido por su interlocutor, tempera las alabanzas.

Su fama de teólogo se propaga aceleradamente. Las Universidades europeas le reclaman con urgencia. Borromeo le quiere tener a su lado. Por fin, es Roma la que adquiere la riqueza de la presencia del santo apologista.

A los siete años de sus primeras lides lovainenses, en 1576, acude a la cita pontificia y abre en el Colegio Romano de la Compañía, la Cátedra De Controversiis para exponer la verdadera doctrina contra los errores teológicos que en mayor o menor grado, se hallaban diseminados en casi todos los centros universitarios de su tiempo.

Sus clarísimas lecciones, exposición de la verdad positiva, íntegra, total, se plasman en tres colosales volúmenes que difunden por toda Europa la saludable teología y levantan clamores de aprobación en todos los espíritus rectos. Desde entonces el nuevo profesor pasa a ser tenido como uno de los grandes defensores de la Iglesia romana, admirado por su método, apto, por su vasta erudición, por su sinceridad ingenua, por su dignidad en la polémica. Y además se le escucha y se le medita, siguiendo numerosas conversiones a la lectura del «Belarmino», como se llamaba al libro de las «Controversias».

En veinte años se vio precisado a editarlo casi cada año, obligado por los requerimientos de sus alumnos.

San Francisco de Sales no subía al púlpito, en su campaña contra los calvinistas, sin armarse previamente de la Biblia y el «Belarmino». Al libro de Teología para los doctos no tardó en seguir el Catecismo para el pueblo sencillo, y la «Doctrina cristiana breve» para los niños, acompañada de una Declaración más copiosa para los maestros. El éxito del librito superó al de las «Controversias» y ha sido reeditado casi hasta nuestros días.

Roberto no perdía la paz del alma ante el aplauso colectivo y seguía trabajando por la Iglesia en todos los campos adonde se le llamó.

Los jóvenes jesuitas se vieron beneficiados con su consejo valiosísimo durante los años que estuvo al frente de la dirección espiritual y disciplinaria del Colegio Romano. Entre sus hijos espirituales brilló especialmente Luis Gonzaga, que fue llevado a las cumbres de la santidad por Belarmino.

El secreto estaba en que Roberto, además de teólogo y polemista, era también un santo. Al posesionarse del cargo de Rector, las habitaciones rectorales se vieron de la noche a la mañana desnudadas de suntuosidades y adornos, quedando reducido su moblaje a lo indispensable.

Tal austeridad recibió dura prueba cuando, en el año 1599, Clemente VIII quiso premiar sus servicios a la Iglesia con el capelo cardenalicio. Empezó a disculparse ante el Pontífice por causa de su profesión religiosa, pero éste le interrumpió: «En virtud de santa obediencia y bajo pena de pecado mortal, te mando que aceptes».

El jesuita acepta, pero en su interior promete con firmeza que su ritmo de vida no cambiará lo más mínimo ni cederá un ápice en austeridad, humildad y pobreza.

Con el mismo desinterés y amor sigue sirviendo a la Iglesia en las Congregaciones y Comisiones cardenalicias, y el excedente de sus rentas es distribuido entre los pobres. Lo dijo y lo vivió: «He nacido como pobre gentilhombre, he vivido pobre religioso, quiero vivir y morir como pobre cardenal». Un verdadero grito de pobreza evangélica en el ambiente de su siglo.

Se ha hecho famosa la plegaria que constantemente salía de sus labios durante los Cónclaves a los que asistió y en los que su candidatura hubiera podido prosperar a no ser por su obstinación en la renuncia: «Líbrame, Señor, del Papado».

No faltó en su policroma existencia el tiempo dedicado al pastoreo directo de las almas. Fue en Capua donde emuló a su compatriota Carlos Borromeo por el gobierno amoroso, abnegado, reformador.

Paulo V le volvió a retener en Roma, ya hasta el final. A su lado, aún se sintió fuerte para combatir en favor de los derechos de la Iglesia.

Intervino en las polémicas con Jacobo de Inglaterra y la República veneciana. Con el primero se trataba de defender el poder indirecto del Papa sobre las potestades de la tierra.

La doctrina serena y equilibrada de Belarmino le había costado la enemiga de los galicanos y del Papa Sixto V, pero al fin apareció claramente su acierto en tan difícil cuestión.

Agotado por tantas luchas, pidió como único favor, al nuevo Papa Gregorio XV, la gracia de retirarse con sus hermanos los novicios, para prepararse a morir. Pero aún no supo estarse sin mover la pluma, y ahora salieron de ella suaves efluvios espirituales, con sabor de autobiografía: Tratados sobre la ascensión a Dios, la felicidad de los santos, y un último opúsculo, en el que derrama sus lágrimas y gemidos ante la tierra y el cielo.

Era su última batalla, ahora consigo mismo, purificación serena y sencilla, como fue toda su existencia y su ejecutoria eclesiástica. Y, rogando no se le tributase ningún honor, recibió a la muerte, tan anhelada.

ORACIÓN
Señor Dios,
tú que, para defender la fe de la Iglesia
y promover su renovación espiritual,
diste a San Roberto Belarmino
una ciencia y una fortaleza admirables,
concédenos,
por la intercesión de este insigne
doctor de la Iglesia,
conservar y vivir siempre
en toda su integridad el mensaje evangélico
al que él consagró toda su vida.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
Amén.


viernes, 28 de agosto de 2009

Agustín: una señalada conquista de la gracia - John Henry Newman

Agustín: una señalada conquista de la gracia
John H. Newman


En el día de San Agustín de Hipona, Doctor de la Gracia, compartimos con ustedes una bellísima reflexión del Venerable John Henry Newman.


Permitidme hablaros de otra señalada conquista de la gracia divina en edad tardía, y apreciaréis cómo hace Dios un confesor, un santo y doctor de su Iglesia a partir del pecado y la herejía juntos. No bastaba que el padre de las escuelas cristianas de Occidente, autor de mil obras y campeón de la gracia fuera un pobre esclavo de la carne, sino que era también víctima de un intelecto equivocado. El mismo que por encima de otros iba a exaltar la gracia de Dios experimentó como pocos la impotencia de la naturaleza. Agustín, que no tomaba en serio su alma ni se preguntaba cómo podría limpiase el pecado, se aplicó a disfrutar de la carne y el mundo mientras le duraba su juventud y la fuerza, aprendió a juzgar sobre todo lo verdadero y lo falso mediante su capricho personal y su fantasía, despreció a la Iglesia Católica, que hablaba demasiado de fe y sumisión, hizo de su propia razón la medida de todas las cosas, y se adhirió a una secta pretendidamente filosófica e ilustrada, ocupada en corregir las vulgares nociones católicas sobre Dios, Cristo, el pecado, y el camino de la salvación. En esta secta permaneció varios años, pero lo que pretendió no le satisfizo. Le agradó por un tiempo, hasta que descubrió entonces que no había encontrado la verdad y se preguntaba dónde hallaría y quién le llevaría hasta ella.

¿Por qué no entró enseguida en la Iglesia Católica?. Porque aunque no veía la verdad en ningún otro sitio, aún no estaba seguro de que se encontraba allí. Imaginaba algo como estrechez e irracionalidad en la doctrina católica, sencillamente porque no poseía el don de la fe. Un gran conflicto se inició en su interior: el conflicto de la naturaleza con la gracia, de la naturaleza -la carne y la falsa razón- contra la conciencia y la voz del espíritu divino, que le invitaban a cosas mejores. A pesar de hallarse todavía en pecado, Dios le visitaba y concedía los frutos de influencias saludables que a la larga iban a salvarle. Pasó el tiempo; y mirándole como su ángel guardián podía hacerlo, se diría que a pesar de mucha resistencia a la gracia y encontrarse todavía alejado de Dios, el favor divino se abría paso en su alma, y él se aproximaba a la Iglesia. No lo sabía, no era capaz de examinarse a sí mismo, pero un intenso interés hacia él y una alegría particular crecía entre los habitantes del cielo. Finalmente entró en contacto con un gran santo, y aunque al principio pretendía no reconocerle como tal, su atención se detuvo en él, y no pudo evitar de aproximársele más y más. Comenzó a observarle, a pensar en él, a preguntarse si aquel hombre virtuoso era feliz. Aparecía con frecuencia en la Iglesia para oírle predicar, y un día se animó a pedirle consejo sobre el camino que buscaba. Se le planteó entonces un conflicto final con la carne.

Era duro, muy duro, abandonar por siempre satisfacciones de años. ¿Cómo podría arrancarse del atractivo pecado y andar el camino severo que lleva al cielo?. Pero la gracia de Dios le atrajo con mayor fuerza, y le convenció a la vez que le vencía. Convenció a su razón y prevaleció sobre él. Y el que sin ella habría vivido y muerto como hijo de las tinieblas, llegó a ser bajo su poder admirable un ejemplo vivo de santidad y verdad.

¿Verdad que este hombre se encontraba mejor equipado que cualquier otro para persuadir a sus hermanos, como él mismo había sido persuadido, y predicar la doctrina que antes había despreciado?

No es que el pecado sea mejor que la obediencia, o el pecador sea mejor que el justo. Pero Dios, en su misericordia, usa el pecado contra el pecado mismo, convierte las faltas pasadas en un beneficio presente; mientras borra el pecado y debilita su poder, lo deja en el penitente de modo que éste, conocedor de sus artimañas, sepa atacarlo con eficacia cuando lo descubre en otros hombres; mientras Dios con su gracia limpia el alma como si nunca se hubiera manchado, le concede con ternura y compasión hacia los demás pecadores y una experiencia sobre cómo ayudarlos, mayores que si nunca hubiera pecado; finalmente, en esos casos extraordinarios a los que me he referido, nos presenta, para nuestra instrucción y consuelo, lo que puede obrar a favor del hombre más culpable que acuda sinceramente a El en busca de perdón y remedio. La magnanimidad y el poder de la gracia no conocen límite. El hecho de sentir dolor por nuestros pecados y suplicar el perdón de Dios es como una señal presente en nuestros corazones de que Él nos concederá los dones que le pedimos. En su poder está hacer lo que desea en el espíritu del hombre, porque es infinitamente más poderoso que el malvado espíritu al que se ha vendido el pecador, y puede expulsarle del alma.

John H. Newman
(Tomado de "Discursos sobre la fe", Ediciones Rialp, S.A, pág.80-83, en: http://www.feyrazon.org/)




martes, 25 de agosto de 2009

Conferencia: Moral y Religión en Freud - P. Ignacio Andereggen

Conferencia: Moral y Religión en Freud
Pbro. Dr. Ignacio Andereggen


[Al final del Post encontrará el Video de esta Conferencia]


El próximo viernes 28 de Agosto a partir de las 20.30 hs. contaremos con la presencia del P. Ignacio Andereggen, Doctor en Filosofía y Doctor en Teología, quien brindará una conferencia titulada "Moral y Religión en Freud".

La misma se realizará en el Multiespacio Cultural "EL CAMINO", Av. Luro 4344 - 1º Piso de nuestra ciudad de Mar del Plata.

En virtud del tema a abordar y el nivel del expositor, es que recomendamos vivamente este encuentro.

lunes, 17 de agosto de 2009

La teología modernista a la luz de la encíclica "Pascendi" de san Pío X - Alberto Caturelli

"La teología modernista a la luz de la encíclica «Pascendi» de san Pío X"
Alberto Caturelli

Estimados:

El próximo viernes 21 de Agosto, día de San Pío X, meditaremos sobre su magnífica carta encíclica "Pascendi Dominici Gregis" sobre las doctrinas modernistas, que a más de cien años de su promulgación continúa iluminando nuestra realidad hoy.

Para esta ocasión, contaremos con la presencia del Dr. Alberto Caturelli, quien brindará una conferencia titulada "La teología modernista a la luz de la encíclica «Pascendi» de san Pío X".

La misma se realizará en el Multiespacio Cultural "EL CAMINO", Av. Luro 4344 - 1º Piso de nuestra ciudad de Mar del Plata.

En virtud del tema a abordar y el nivel del expositor, es que recomendamos vivamente este encuentro.

Para mayor información, pueden llamar por teléfono al (0223) 495-0465 ó (0223) 154-36-3298.

Organiza:
Fraternidad de Vida Nueva

Invitan:
Fraternidad de Vida Nueva /
Centro de Humanidades Josef Pieper /
Sociedad Internacional Tomás de Aquino (SITA) /
Universidad FASTA.

* * * * *

Para saber quién es el Dr. Alberto Caturelli:
Profesor: Alberto Caturelli

Para conocer la actividad del Dr. Caturelli el día sábado 22:

Para leer la encíclica:

Los esperamos. ¡Rogamos su difusión!



martes, 11 de agosto de 2009

Educación Sexual e Ideología de Género [Video] - Mons. Héctor Aguer

Educación Sexual e Ideología de Género
[Video]
Mons. Héctor Aguer


Entrevista completa al Sr. Arzobispo de La Plata Monseñor Héctor Aguer, en el programa “Clases” conducido por el periodista Mariano Grondona, que trató sobre “Educación Sexual e Ideología de Género” en las escuelas, desde la perspectiva del documento oficial titulado “Material de formación de formadores en educación sexual y prevención del VIH/SIDA” distribuido por los Ministerios de Educación y de Salud de la Presidencia de la Nación Argentina.

Este programa, emitido el sábado 8 de agosto del 2009 a las 20:30 hs por el canal 26 de Buenos Aires, hizo foco en este documento de 302 páginas que es una singular realización regional del “Proyecto de Armonización de Políticas Públicas para la promoción de Derechos, Salud, Educación Sexual y Prevención del VIH/SIDA en el Ámbito Escolar”, con el auspicio de ONUSIDA y otros organismos internacionales. Lleva también otro nombre: “Proyecto Conjunto País”. El texto es una recopilación de escritos dispares, pero unificados por una opción claramente ideológica, que no refleja la variedad de posiciones que pueden adoptarse en una materia tan esencial y que ha sido objeto de discusiones en distintos ámbitos sobre todo en la comisión creada oportunamente por el Ministerio de Educación para definir los lineamientos curriculares de Educación Sexual.

Lo propio de la ideología de género es presentar la sexualidad como una construcción histórica y sociocultural, según la cual lo masculino y lo femenino, el ser varón y el ser mujer, no surge de una diferencia biológica y mucho menos se identifica con ella, sino que procede de la evolución de la cultura y es, por lo tanto, cambiante.

A continuación puede ver el video de esta interesantísima entrevista:

martes, 4 de agosto de 2009

Homilía - Josef Wajda

HOMILÍA
DOMINGO 2 DE AGOSTO DE 2009
R. P. Josef Wajda, OCD


Día litúrgico:
Domingo XVIII (B) del tiempo ordinario


Texto del Evangelio (Jn 6,24-35):
En aquel tiempo, cuando la gente vio que Jesús no estaba allí, ni tampoco sus discípulos, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaúm, en busca de Jesús. Al encontrarle a la orilla del mar, le dijeron: «Rabbí, ¿cuándo has llegado aquí?». Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: vosotros me buscáis, no porque habéis visto señales, sino porque habéis comido de los panes y os habéis saciado. Obrad, no por el alimento perecedero, sino por el alimento que permanece para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre, porque a éste es a quien el Padre, Dios, ha marcado con su sello». Ellos le dijeron: «¿Qué hemos de hacer para obrar las obras de Dios?». Jesús les respondió: «La obra de Dios es que creáis en quien Él ha enviado». Ellos entonces le dijeron: «¿Qué señal haces para que viéndola creamos en ti? ¿Qué obra realizas? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, según está escrito: ‘Pan del cielo les dio a comer’». Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: No fue Moisés quien os dio el pan del cielo; es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo; porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo». Entonces le dijeron: «Señor, danos siempre de ese pan». Les dijo Jesús: «Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed».


Homilía:
R. P. Josef Wajda, OCD (Parroquia Nuestra Señora del Carmen, Mar del Plata)


QUERIDOS HERMANOS:

Estamos aquí reunidos en la casa del Señor, el único que puede iluminarnos sobre el misterio de nuestra vida, drama de amor y de salvación, y el único que puede darnos las fuerza para no caer, de manera conforme a las exigencias y a los ideales del cristianismo.

Este es precisamente, según me parece, el tema central de la liturgia de este domingo, en la que Jesús, pan de vida, se nos presenta como único y verdadero significado de la existencia humana.

En nuestro tiempo, por desgracia, el racionalismo científico y la estructura de la sociedad industrial, caracterizada por la ley dura de la producción y del consumo, han creado una mentalidad cerrada dentro de un horizonte de valores temporales y terrenales, que quitan a la vida del hombre todo significado trascendente.

El ateísmo teórico y práctico que abunda ampliamente; la aceptación de una moral evolucionista desvinculada totalmente de los principios consistentes y universales de la ley moral natural y revelada, pero vinculada a las costumbres siempre variables de la historia; y la insistente exaltación del hombre como autor autónomo del propio destino, han empujado a los más débiles y a los más sensibles hacia huidas trágicas.

Al mundo en el que vivimos le faltan muchos sentidos, pero quizás el más grave de todos sea la carencia del sentido de la vida.

La gran debilidad espiritual de muchas personas representada en falta de sentimientos, falta de amor, falta de fe y de esperanza, falta de solidaridad con los más débiles… es debido a que no se alimentan adecuadamente, quedándose anémicos de espíritu y carentes de esperanza.

Sin embargo, el hombre tiene necesidad extrema de saber si merece la pena nacer, vivir, luchar, sufrir y morir. Si tiene valor comprometerse por algún ideal superior a los intereses materiales y contingentes. Si, en una palabra, hay un “por qué” que justifique su existencia.

Esta es, pues, la cuestión esencial: dar un sentido al hombre, a sus opciones, a su vida, a su historia.

Jesús tiene la respuesta a estos misterios nuestros; Él puede resolver la “cuestión del sentido” que se le da a la vida y a la historia del hombre. Aquí está la lección fundamental de la liturgia de hoy. A la muchedumbre que le ha seguido, desgraciadamente sólo por motivos de interés material, una vez saciada gratuitamente con la multiplicación milagrosa de los panes y de los peces, Jesús dice con seriedad y autoridad: “Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre” (Jn 6, 27).

Dios se ha encarnado para iluminar y, más aún, para ser el significado de la vida del hombre. Es necesario creer esto con profunda y gozosa convicción; es necesario anunciar y testimoniar esto, a pesar de las tribulaciones de los tiempos y de las ideologías adversas, casi siempre tan insinuantes y perturbadoras.

Y, ¿de qué modo es Jesús el significado de la existencia del hombre?. Él mismo lo explica con claridad consoladora: “Mi Padre les da el verdadero pan del cielo; porque el pan de Dios es el que bajó del cielo y da la Vida al mundo… Yo soy el pan de Vida; el que viene a mí jamás tendrá hambre; y el que cree en mí, jamás tendrá sed” (Jn 6, 32-35). Jesús habla simbólicamente, recordando el gran milagro del maná dado por Dios al pueblo judío en el camino del desierto. Es claro que Jesús no elimina la preocupación normal y la búsqueda del alimento cotidiano y de todo lo que puede hacer que la vida humana progrese más, se desarrolle más y sea más satisfactoria. Pero la vida es pasajera, ciertamente. Jesús hace presente que el verdadero significado de nuestra existencia terrena está en la eternidad, y que toda la historia humana con sus dramas y alegrías debe ser contemplada en perspectiva eterna.

También nosotros, como el pueblo de Israel, vivimos sobre la tierra la experiencia del Éxodo hacia la “tierra prometida” que es el cielo. Dios, que no abandonó a su pueblo en el desierto, tampoco abandona al hombre en su peregrinación terrena. Le ha dado un “pan” capaz de mantenerlo a lo largo del camino; y ese “pan” es Cristo. El es ante todo la comida del alma con la verdad revelada y después con su misma Persona presente en el sacramento de la Eucaristía.

Nos recordó Juan Pablo II: “¡El hombre tiene necesidad de la trascendencia! ¡El hombre tiene necesidad de la presencia de Dios en su historia cotidiana! ¡Sólo así puede encontrar el sentido de la vida!”. Pues bien, Jesús continúa diciendo a todos: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Jn 14, 6); “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no anda en tinieblas, sino que tendrá luz de vida” (Jn 8, 12); “Venid a mí todos los que estáis fatigados y cargados, que yo os aliviaré” (Mt 11, 28).

Voy a terminar nuestras meditaciones con las palabras del Papa Pablo VI: “Ante el incremento de intereses contrastantes, dañosos para el auténtico bien del hombre, hay que proclamar de nuevo bien alto las formidables palabras del Evangelio que son las únicas que han dado luz y paz a los hombres en similares convulsiones de la historia”.

Así, pues, con la luz y con la paz que nos vienen de estas palabras eternas, nosotros continuemos serenamente nuestro camino.

Acudamos a María: y Ella, que durante treinta y tres años pudo gozar de su presencia visible y le trató con el mayor respeto y amor posible, nos dará sus mismos sentimientos de adoración y de amor.