«¡No se Turbe Vuestro Corazón!» (Juan 14, 1)
Declaración de Fe
Cardenal Gerhard Müller
En una profesión pública de fe publicada en varios idiomas el 8 de febrero de 2019, y cuyo título está tomado del Evangelio de Juan, el Prefecto Emérito de la Congregación para la Doctrina del la Fe reafirma muchas enseñanzas clave de la Fe Católica. «Hoy en día muchos cristianos ya no son conscientes ni siquiera de las enseñanzas básicas de la fe», se lamenta el Cardenal Alemán, «por lo que existe un peligro creciente de apartarse del camino que lleva a la vida eterna». Los números que aparecen entre paréntesis en el texto corresponden al «Catecismo de la Iglesia Católica».
[InfoCatólica/EL CAMINO] Ante la creciente confusión en la enseñanza de la Doctrina de la Fe, muchos Obispos, Sacerdotes, Religiosos y Laicos de la Iglesia Católica, me han pedido dar testimonio público de la verdad de la Revelación. Es tarea de los Pastores guiar a los que se les ha confiado por el camino de la salvación. Esto sólo puede tener éxito si se conoce este camino y ellos mismos siguen adelante. Acerca de esto la palabra del Apóstol nos indica: «Porque sobretodo os he entregado lo que yo también recibí» (1 Co 15, 3). Hoy en día muchos cristianos ya no son conscientes ni siquiera de las enseñanzas básicas de la Fe, por lo que existe un peligro creciente de apartarse del camino que lleva a la vida eterna. Pero sigue siendo tarea propia de la Iglesia conducir a las personas a Jesucristo, luz de las naciones (cf. LG 1). En esta situación se plantea la cuestión de la orientación. Según Juan Pablo II, el “Catecismo de la Iglesia Católica” es una «norma segura para la Doctrina de la Fe» (Fidei Depositum IV). Fue escrito con el objetivo de fortalecer a los hermanos y hermanas en la Fe, cuya Fe es ampliamente cuestionada por la «dictadura del relativismo».
1. El Dios uno y trino, revelado en Jesucristo
La personificación de la Fe de todos los cristianos se encuentra en la confesión de la Santísima Trinidad. Nos hemos convertido en discípulos de Jesús, hijos y amigos de Dios por el bautismo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. La diferencia de las tres Personas en la unidad Divina (254) marca una diferencia fundamental con respecto a otras religiones en la creencia en Dios y en la imagen del hombre. En la confesión a Jesucristo los espíritus se dividen. Él es verdadero Dios y verdadero hombre, engendrado según su naturaleza humana por el Espíritu Santo y nacido de la Virgen María. El Verbo hecho carne, el Hijo de Dios, es el único redentor del mundo (679) y el único mediador entre Dios y los hombres (846). En consecuencia, la Primera Carta de san Juan describe como Anticristo al que niega su divinidad (1 Juan 2, 22), ya que Jesucristo, el Hijo de Dios, es desde la eternidad un ser con Dios, su Padre (663). La recaída en antiguas herejías, que veían en Jesucristo sólo a un buen hombre, a un hermano y amigo, a un profeta y a un moralista, debe ser combatida con clara determinación. Él es ante todo el Verbo que estaba con Dios y es Dios, el Hijo del Padre, que asumió nuestra naturaleza humana para redimirnos y que vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos. Lo adoramos sólo a Él como el único y verdadero Dios en unidad con el Padre y el Espíritu Santo (691).
2. La Iglesia
Jesucristo fundó la Iglesia como signo visible e instrumento de salvación, que subsiste en la Iglesia Católica (816). Dio una constitución Sacramental a su Iglesia, que surgió «del costado de Cristo dormido en la Cruz» (766), y que permanece hasta su consumación (765). Cristo Cabeza y los fieles como miembros del Cuerpo son una persona mística (795), por eso la Iglesia es santa, porque el único mediador la ha establecido y mantiene su estructura visible (771). A través de ellos, la obra de la Redención de Cristo se hace presente en el tiempo y en el espacio en la celebración de los santos Sacramentos, especialmente en el Sacrificio Eucarístico, la Santa Misa (1330).