El Amor es una Elección
[Documental]
Vida de Santa Gianna Beretta Molla
Santa Gianna Beretta Molla (1922-1962) fue una joven esposa y madre católica italiana que estudió medicina y se especializó en pediatría. Modelo insigne de profesional, era también deportista, amante de la ópera, del arte, de la belleza, de la cultura. Fiel seguidora de las enseñanzas de Cristo, entregó su vida para salvar a su hija. Puede ver un Documental sobre la vida de esta Santa al final de este post.
La Vida de Gianna Beretta
Gianna Beretta Molla nació en Magenta (provincia de Milán) el día 4 de octubre de 1922. Fue la décima de trece hijos, de una familia de clase media. Sus Padres, pertenecientes a la Tercera Orden Franciscana (como también ella misma pertenecerá), asisten diariamente a Misa. Desde su tierna infancia, acoge el don de la fe y la educación cristiana familiar. Considera la vida como un don maravilloso de Dios, confiándose plenamente a la Providencia, y convencida de la necesidad y de la eficacia de la oración.
El 4 de abril de 1928, Gianna hace la primera comunión. Desde ese día la Eucaristía se convierte en su indispensable alimento cotidiano. El 9 de junio de 1930, recibe la Confirmación. La formación espiritual y el apostolado de Gianna se fortalecen gracias a la Acción Católica femenina, a la que se apunta a la edad de doce años. En marzo de 1938, Gianna participa en un curso de Ejercicios Espirituales según el método de San Ignacio de Loyola. Las numerosas gracias que ella recibe la marcan para toda la vida. Allí ella profundiza los valores espirituales fundamentales de la vida espiritual: la necesidad de la gracia y de la oración, el horror del pecado, la imitación de Cristo, la mortificación; sobre todo, ella comienza a ver el apostolado como expresión máxima de la Caridad. Aprende a orar, es decir, a tratar familiarmente con Dios, a estar a solas con El, a tenerle en el fondo del corazón.
Los años de estudios Universitarios son un tiempo privilegiado para el apostolado. Muy activa y llena de iniciativas, ella se gana la amistad de las muchachas: organiza excursiones, fiestas y juegos con la intención de entusiasmar a sus amigas del amor de Dios y del prójimo. Pero la acción debe ser sostenida con la oración y el sacrificio: «si queremos que nuestro apostolado no sea vano sino eficaz, ¡debemos ser almas de oración! Debemos rezar con fe a la Omnipotencia de Dios, que nos puede ayudar ... Y si después de haber trabajado lo mejor que hemos podido, fracasamos, hemos de aceptarlo generosamente; un fracaso, aceptado bien por un apóstol que ha puesto todo su empeño para tener éxito, es más eficaz para la salvación que un triunfo».