Mons. Puiggari pidió preservar las fuentes de trabajo
Mar del Plata (Buenos Aires), 9 Ago. 10 (AICA).- Una multitud de fieles se acercó el sábado pasado al santuario marplatense de San Cayetano, ubicado en Moreno 6776, para celebrar el día del santo patrono del pan y del trabajo. El obispo de Mar del Plata, monseñor Juan Alberto Puiggari, presidió la procesión y la misa concelebrada con monseñor Armando Nicolás Ledesma, vicario general, y otros sacerdotes de la ciudad.
Durante la homilía y en consonancia con el lema elegido para esta fiesta “San Cayetano, en familia por el pan y el trabajo de la vida", el prelado marplatense pidió por todas las necesidades de las familias.
“Estamos en el bicentenario y queremos con la gracia de Dios una patria mejor; no nos conformamos con las mentiras de hoy, con esta Argentina donde hay tanta injusticia, desigualdad, inseguridad, tanto paganismo, sin descubrir que somos hijos de Dios, hermanos entre nosotros. Por eso le pedimos a San Cayetano que nos ayude con nuestro trabajo y oración a reconstruir las familias en Jesucristo. La familia necesita del trabajo y el pan para vivir dignamente, no necesitamos de dádivas o de limosnas”, expresó.
Y enfatizó: “Pidamos para que haya más fuentes de trabajo, especialmente por las empresas que están sufriendo un momento difícil. Hoy tengamos muy presente a Sadowa donde hay tantos puestos de trabajo en juego y familias que están perdiendo la posibilidad de tener un sueldo digno”.
Monseñor Puiggari abogó por el respeto a la vida e insistió en que “nos duele ver la ciudad llena de afiches de Franco para que no nos olvidemos, nos duelen las repercusiones en el país por la muerte de Isidro, cuando mueren niños y también cuando son golpeados ancianos porque no hay seguridad; y nos duele mucho más cuando se está pensando y hay campañas en nuestra ciudad para legalizar el asesinato de inocentes. Pidamos a San Cayetano que nos libre de esos tremendos males”.
Por último, el pastor de la Iglesia en Mar del Plata advirtió que la crisis de la familia “es muy profunda” y precisó que entre las muchas causas hay una fundamental: “casi sin darnos cuenta hemos excluido a Dios de las familias. Por eso abramos la puerta de nuestras familias a Jesucristo, convirtamos nuestros hogares en santuarios domésticos”.
Al finalizar la celebración, monseñor Puiggari y los sacerdotes concelebrantes bendijeron las manos de los fieles y también las espigas y artículos religiosos. El obispo expresó su alegría por la ampliación del santuario e invitó a los presentes a la gran Fiesta de la Familia, prevista para el 4 de setiembre en el Polideportivo.
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