Conferencia multimedia de Luis Szarán, uno de los mayores expertos
MADRID, jueves 14 de julio de 2011 (ZENIT.org).- La música de las reducciones jesuitas de América, uno de los mayores logros de la misión de los jesuitas en el “nuevo mundo”, será objeto de una conferencia por uno de los mayores expertos, Luis Szarán, en el marco de la exposición sobre “Las Reducciones Jesuitas del Paraguay: una aventura fascinante que perdura en el tiempo”. Iniciativa que forma parte de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Madrid 2011.
La música jugó un papel fundamental en las Reducciones Jesuitas de Paraguay por la especial sensibilidad y habilidad de los indios guaraníes hacia este arte. Desde el principio, los jesuitas aprovecharon el valor evangelizador de la música y del canto y los convirtieron en pilares de la educación y la formación cristiana de los indios.
Por este motivo, la música jugará un papel especial en la muestra de la JMJ titulada “Las Reducciones Jesuitas del Paraguay: una aventura fascinante que perdura en el tiempo”, expuesta del 28 de julio al 9 de septiembre, en la iglesia del Sagrado Corazón de Madrid.
Luis Szarán (http://www.luisszaran.org/) es director de orquesta, compositor e investigador musical. Dirige la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Asunción (OSCA), Paraguay, y la Orquesta de Cámara Philomusica de Asunción. Es considerado el principal investigador de la música de las Reducciones guaraníes, al que se debe el rescate y revalorización de multitud de piezas musicales de las Reducciones.
El 15 de agosto, en la presentación oficial en la JMJ de la Exposición sobre las Reducciones Jesuitas, ofrecerá una conferencia sobre la música en estas misiones.
El maestro paraguayo llega a Madrid con una Orquesta de jóvenes de “Sonidos de la Tierra” (http://www.sonidosdelatierra.org.py/), un programa de inserción juvenil. Esta orquesta dará un concierto durante y después de su conferencia.
Bajo el lema “el joven que durante el día interpreta a Mozart por la noche no romperá vidrieras”, Luis Szarán creó en 2002 Sonidos de la Tierra, un programa de integración social y comunitaria a través de la música que busca combatir la violencia juvenil, potenciar su autoestima, incentivar su creatividad, el espíritu emprendedor, trabajo en equipo y las actitudes democráticas.
Mediante la formación de escuelas de música, orquestas, coros y asociaciones culturales, el programa posibilita el acceso directo a la educación musical a más de diez mil participantes de escasos recursos, en comunidades del Paraguay, y réplicas en otros países. Por esta labor ha recibido numerosos reconocimientos.
El mayor compositor de la música interpretada en las Reducciones fue el jesuita italiano Domenico Zipoli (1688-1726) que, curiosamente, jamás pisó las Reducciones, ya que murió muy joven en Córdoba, Argentina, en 1726. Su estilo es típico de la época, con el empleo del contrapunto y diversos instrumentos típicos de la música barroca. Una de sus piezas más famosas es la Misa de San Ignacio, que todavía se interpreta en muchas reducciones el día de la festividad del santo, el 31 de julio.
La música en las Reducciones
Cada Reducción tuvo su coro y sus maestros de música que tocaban varios instrumentos como el arpa, el violín, el órgano, las trompas, las trompetas, los fagots y las maracas. La música y el canto acompañaba cada momento del día: la misa, el catecismo, el trabajo en los campos, la vida en los hogares y la oración.
El padre jesuita Antonio Sepp, en una de sus cartas, dice de los indios: “Son músicos por naturaleza, como si hubieran sido creados para la música: aprenden a tocar con sorprendente facilidad cualquier tipo de instrumento, y siempre en poquísimo tiempo…”. Y el padre jesuita Cardiel, escribió: “Lo que mueve a una devoción especial es la forma en que los indios cantan: no con la soberbia y la desenvoltura con la que se canta en España, sino con mucha serenidad, devoción y modestia”.
La fama de las partituras y de los músicos guaraníes fue conocida, no sólo en las principales ciudades de América del Sur, sino también en Europa, llegando a oídos del papa Benedicto XIV.
Hubo muchos jesuitas que compusieron música para las Reducciones. A destacar, además de Domenico Zipoli, los jesuitas Antonio Sepp (1655-1733) y Martin Schmidt (1694-1772), que abrieron por separado escuelas de música y canto para los indios, en las que formaron a muchos maestros que, a su vez, enseñaron música.
El mismo padre Schmidt construía los instrumentos y enseñaba a los indígenas la fabricación de arpas, liras y trompetas. Les enseñó además a fundir el metal para los tubos de los órganos.
La liturgia de la Misa en estas iglesias debió ser enormemente rica, teniendo en cuenta la gran variedad de arreglos polifónicos del Ordinario de misa, que permite afirmar que en las funciones litúrgicas de las reducciones se empleaba con cierta preferencia un coro polifónico y una orquesta, como ocurre con la Misa de San Ignacio, de Zipoli.
En ocho décadas (a partir de 1680) de presencia de misioneros jesuitas, primero entre los guaraníes en Paraguay, y luego entre chiquitos y moxeños en Chiquitania, actual Bolivia, hubo un acelerado desarrollo de la formación musical de los indígenas.
En 1767, cuando se expulsa a los jesuitas de la zona, había una impresionante colección de manuscritos musicales, producidos por los compositores y copistas de las antiguas reducciones jesuíticas, música sacra en su mayor parte.
Hace pocos años se descubrió que los indios chiquitos poseían más de seiscientas composiciones de la época de los jesuitas, entre ellas una buena parte de Zipoli.
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