El Papa en San Lorenzo del Escorial
El Escorial (España), 19 Ago. 11 (AICA).- Es la primera vez que un Papa visita San Lorenzo del Escorial, a pesar de que la localidad fue en numerosas ocasiones, durante tres siglos, capital del imperio español y sus colonias americanas. Sin embargo el actual Papa conoce bien el lugar, porque cuando era cardenal Ratzinger vino aquí dos veranos, en 1989 y en 1993, a dictar cursos organizados por la Universidad Complutense. En ninguno de esos dos años se alojó en el edificio reservado para los profesores, sino que prefirió hacer vida conventual, con los agustinos del monasterio de San Lorenzo en 1989 y con los benedictinos de la abadía del Valle de los Caídos en 1993.
“Vivió tres días con nosotros”, dice el padre Jesús Gutiérrez, de la orden agustiniana. “Era de una gran formación y muy abierto y no temía respondernos de todo lo humano y divino que le preguntábamos, lo que nos llamó la atención porque no era esa la idea que teníamos de él, presidente de la Congregación de la Doctrina de la Fe”.
El segundo de los cursos que dictó en la Universidad de verano del Escorial fue en 1993 y entonces residió con los benedictinos de la cercana abadía del Valle de los Caídos.
“Cuando en 1993 invitamos al entonces cardenal Ratzinger a visitarnos, aceptó inmediatamente”, recuerda el padre Anselmo Alvarez, actual abad del Valle de los Caídos. “Nos contó que en aquel tiempo se retiraba al menos una vez al año en la abadía benedictina de Montecasino, donde tenía una celda reservada para él. Por eso tenía claro que el Valle de los Caídos es sobre todo un monasterio más que un monumento. Hablábamos de que era un símbolo de reconciliación entre los españoles que se habían enfrentado tan trágicamente, y que eso se destacaba en la gran cruz que se eleva sobre la basílica subterránea del cerro. Esto es lo que justifica la existencia aquí de la abadía y la basílica, nos dijo Ratzinger, que estaba impresionado por la conjunción de arquitectura y naturaleza, sugiriéndonos que de cara a la nueva evangelización, los europeos deberían venir aquí en peregrinación a orar al pie de la cruz por la paz y la fraternidad entre todos los hombres”.
Hoy viernes el Papa se dirigió a San Lorenzo del Escorial. En el Patio de los Reyes del monasterio escurialense le esperaban 1.600 jóvenes religiosas, de ellas 400 monjas de clausura. Entre estas últimas se encontraban 200 de la nueva orden Iesu Communio, cuyos estatutos aprobó el Pontífice, y que originariamente eran clarisas. Junto a los hábitos de tela vaquera de las monjas de la nueva orden, se encontraban los de las franciscanas, agustinas, benedictinas, carmelitas, clarisas, misioneras del Santísimo Sacramento y de Teresa de Calcuta, así como de otras dos órdenes recientes, la de las Hermanitas del Cordero, de origen francés y las Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará, de origen argentino. En nombre de las jóvenes religiosas presentes – una media de 25 años de edad – habló una monja de las Siervas de María, orden fundada en el siglo XI por la madrileña Soledad Torres Acosta, recientemente canonizada.
Más de media hora compartió el Papa con esas jóvenes, contemplativas unas, activas otras, antes de ingresar en el templo, abarrotado por dos millares de jóvenes profesores de las universidades públicas y privadas españolas, cubiertos con sus togas y bonetes verdes, amarillos, azules, rojos, morados y negros, que los identificaban por sus facultades y centros superiores. En nombre de ellos habló un profesor de la universidad privada Madrileña San Pablo-CEU, quien destacó que era la primera vez en la historia de las JMJ que se celebraba un acto de esta naturaleza. Por su profundidad y trascendencia el discurso del Papa fue semejante a los que en dos ocasiones anteriores dirigió al mundo de la cultura: en la Universidad germana de Ratisbona y en el antiguo convento parisino de los Bernardinos.
Por la mañana, camino de San Lorenzo del Escorial, el Papa pasó por delante del Valle de los Caídos, Abadía que recientemente estuvo sometida por el gobierno socialista durante nueve meses a una especie de asedio político-administrativo encaminado, según lo repitieron los medios de comunicación, a convertir el lugar en una especie de centro dedicado a la Memoria Histórica de la guerra civil y los años que la siguieron. Las discretas negociaciones llevadas a cabo entre febrero y mayo por el Vaticano y el gobierno socialista permitieron reabrir al culto dominical la basílica en la que reposan los restos de 43.000 españoles de los dos bandos –el nacionalista y el republicano– que se enfrentaron en aquella guerra fratricida.
Hoy viernes, en horas posteriores al cierre de este boletín informativo, Benedicto XVI recibirá en la Nunciatura al presidente José Luis Rodríguez Zapatero. Está previsto que el encuentro durará media hora y en él se tratarán temas debatidos previamente, en un almuerzo que celebraron hoy el cardenal Tarcisio Bertone y el Nuncio en Madrid, monseñor Renzo Fratini, con los ministros de Asuntos Exteriores y de Presidencia. En este almuerzo los ministros españoles pidieron que se acepte transformar el Valle de los Caídos en un lugar de reconciliación laica y memoria histórica e informaron que dentro de dos semanas una comisión gubernamental que está estudiando el tema presentará un proyecto en ese sentido.
Se sabe que en el encuentro entre el Papa y el jefe del gobierno, Benedicto XVI agradecerá a Zapatero el que en colaboración con la Iglesia cubana haya hecho posible la liberación de 78 presos políticos, que con sus familias han podido abandonar la isla y residir en España. Se abordarán además de los dos temas mencionados la grave situación económica y social, 21% de desempleados en España, que en el caso de los jóvenes llega al 30%.
(Armando Puente, corresponsal)
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