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viernes, 24 de mayo de 2024

Un Nuevo Código Humano: la Fraternidad - Mons. Héctor Aguer

Un Nuevo Código Humano: la Fraternidad
Mons. Héctor Aguer


“El dogma de la Revolución Francesa: libertad, igualdad, fraternidad, es otro evangelio que difunde la incredulidad, el olvido de Jesucristo, Palabra del Padre” afirma en este artículo el Arzobispo Emérito de La Plata, Argentina. 


[ELCAMINO] Noticia difundida por EFE que “la prensa” titula así: “El Papa convoca a 30 [premios] Nobel para reflexionar sobre la fraternidad” [Nota de EL CAMINO: los resaltados son nuestros]. Se trata de un encuentro Mundial sobre la Fraternidad Humana, cuyo lema es Be Human (Sé humano, en inglés). El objetivo es elaborar un nuevo pacto mundial sobre fraternidad y un nuevo código del ser humano, además de anunciar un gran evento sobre la fraternidad durante el Año Santo, a celebrarse en 2025”. La lista de invitados incluía, entre diversos personajes, a la líder indígena guatemalteca Rigoberta Menchú, el director de la NASA, Bill Nelson, el alcalde de Nueva York, Eric Leroy Adams, y a la activista mozambiqueña a favor de la infancia Graca Machel, viuda de Nelson Mandela. “Se procurarán diseñar propuestas concretas para comenzar a cambiar la historia, estimular las reformas que faltan, comprender dónde el principio de fraternidad está presente ya en la vida social, y discernir los parámetros necesarios para medirlo” explicó la Santa Sede, que añadió que el 11 de mayo, en el único acto a desarrollarse en el pequeño Estado, Bergoglio recibirá a los participantes en una audiencia privada.
     
La Santa Sede –para envidia de la Masonería universal– ha adoptado la ideología de la Revolución Francesa: “liberté, egalité, fraternité”. ¿Dónde habrá sido archivado el mandato de Jesús a Pedro y a los Once, de hacer que todos los pueblos sean discípulos suyos, es decir cristianos? El sucesor de Pedro es, lamentablemente, quien lleva a la Iglesia de Roma por ese camino errado que debe seguir la Iglesia toda. Existe un modo de reaccionar según la tradición: el Apóstol Pablo reprochó a Pedro su hipocresía, ya que comía con los venidos del paganismo, pero cuando llegó Santiago, primo del Señor y jefe de la Iglesia de Jerusalén, empezó a “judaizar”. En la Carta a los Gálatas dice Pablo (2, 11): “le resistí en la cara” (kata prosōpon autō antestēn) y llama a esa conducta “simulación” (hypókrisis).
      
La tradición ha deparado una autoridad máxima al pontífice romano, pero los cardenales, con todo respeto, pueden hacerle ver el peligro de que Roma adopte el dogma de la Revolución, cosa que no han hecho los Papas desde Gregorio XVI, quien en la encíclica Mirari Vos ha condenado con energía el contagio con el liberalismo. Hay que recordar a Pío IX, su encíclica Quanta cura y el Syllabus o catálogo de errores modernos. Se destaca también el magisterio de Pío XII y de sus sucesores. La Iglesia ha ido reformulando y actualizando su doctrina sin vulnerar su arraigo en la tradición. Juan Pablo II expresó ampliamente el camino de la Iglesia con motivo del ingreso en el siglo XXI.
     

sábado, 18 de junio de 2022

La Pulmonía en la Iglesia - Mons. Héctor Aguer

La Pulmonía en la Iglesia
Mons. Héctor Aguer


Profundo y veraz análisis de Mons. Aguer sobre algunos aspectos de la Iglesia hoy en día.


[InfoCatólica/ELCAMINO] El título de esta nota tiene origen en una imagen elocuente empleada por el Cardenal Africano Robert Sarah, que fue prefecto de la Congregación del Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, «misericordiado» tan pronto como fue posible, sin escandalizar demasiado, jubilando un miembro de la curia romana. Su Eminencia, autor de libros de una profundidad teológica y una dimensión espiritual poco frecuentes, comparó la desastrosa situación actual de la Iglesia católica con la que debió enfrentarse Pío X: el modernismo, que el Papa Sarto describió, y condenó en la encíclica Pascendi Dominici gregis, y el decreto Lamentabili sane exitu: aquello, en comparación con los restos actuales del posconcilio, fue un simple resfrío. Me permito el atrevimiento de proyectar esa imagen: la Iglesia de hoy padece una severa pulmonía. Paso al análisis de los síntomas.

Actualmente, al menos según lo que se determina ex auctoritate superiori, no hay en la Iglesia ni kérygma, ni didajé. Quedan, sin duda, sobrevivientes de tiempos mejores, los Pontificados de San Juan Pablo II y de Benedicto XVI. Pero en la intención «oficial», ya no se llama a la conversión a quienes están fuera de ella, ni se amaestra a los fieles que necesitan y desean crecer en la Fe. Temas fundamentales del Credo y la catequesis católica, han desaparecido de la predicación ordinaria: Dios en su Unidad, y Trinidad; Jesucristo, verdadero Dios, y verdadero hombre; la Redención; el pecado y la Gracia; los Mandamientos (el sexto, especialmente, es cosa del pasado); la Esperanza en la vida eterna; el demonio, y sus ardides; el peligro y la amenaza de una condenación eterna; y, en general, el contenido felizmente expresado en el Catecismo de la Iglesia Católica. Esas verdades debemos esperarlas, y recibirlas, de los pastores evangélicos; que no se avergüenzan de mostrarse cristianos, y proponen con celo el camino del seguimiento del Señor. Habrá que disculparles cierto fundamentalismo en la interpretación de la Sagrada Escritura (que conocen al dedillo); y, en algunos casos, una exaltación carismática que agobia un tanto. Pero, gracias a Dios, estos hermanos cristianos proclaman el mensaje del Reino (es una lástima que no tengan ni la Eucaristía, ni la Virgen María). Ejercen su ministerio a través de programas en los medios de comunicación, de los cuales la Iglesia Católica carece totalmente. No sé si son muchos los católicos que pasan al evangelismo; lo cierto es que las dimensiones de la Iglesia se achican en muchos países, concretamente, en la Argentina.

¿Qué es lo que hoy interesa a la predicación católica, de acuerdo con las orientaciones oficiales? Los «nuevos paradigmas»: mejorar la vida de la gente, en este mundo; el cuidado de la Madre Tierra; las injusticias sociales; el «cambio climático»; la deforestación de la Amazonia. En grandes líneas, digamos: los criterios de un Nuevo Orden Mundial, financiado por el imperialismo internacional del dinero. La Santa Sede, cede; en febrero de 2019 adhirió al documento sobre la Fraternidad Universal, firmado en Abu Dhabi. La masonería, de parabienes.

miércoles, 13 de julio de 2011

El Calvario de la Iglesia Española en el verano de 1936 - P. Alberto Royo Mejía

El Calvario de la Iglesia Española en el verano de 1936
P. Alberto Royo Mejía


Hace 75 años, por estas fechas


A comienzos del 1936, concretamente el 7 de enero, quedaron disueltas las primeras Cortes ordinarias de la Segunda República y convocadas las elecciones generales que tuvieron lugar el 16 de febrero de 1936 y dieron la victoria al Frente Popular formado por republicanos, socialistas, comunistas, sindicalistas y el Partido Obrero de Unificación Marxista. De esta forma llegaron al poder algunos de los partidos más violentos y exaltados, creando una situación tan insostenible que los exponentes más moderados del ejecutivo fueron incapaces de controlar.

Comenzó desde el 16 de febrero de 1936 una serie de huelgas salvajes, alteraciones del orden público, incendios y provocaciones de todo tipo que llenaban las páginas de los periódicos y los diarios de sesiones de las Cortes. La complicidad de autoridades diversas en algunos de ellos fue a todas luces evidente. Recuerda Cárcel Ortí que incrementó sensiblemente desde aquella fecha la prensa anticlerical y facciosa, que incitaba a la violencia, como La Libertad; El Liberal y El Socialista. Según datos oficiales recogidos por el Ministerio de la Gobernación completados con otros procedentes de las curias diocesanas, durante los cinco meses de gobierno del Frente Popular, varios centenares de iglesias fueron incendiadas, saqueadas, atentadas o afectadas por diversos asaltos; algunas quedaron incautadas por las autoridades civiles y registradas ilegalmente por los ayuntamientos.

Varias decenas de sacerdotes fueron entonces amenazados y obligados a salir de sus respectivas parroquias; otros fueron expulsados de forma violenta; varias casas rectorales fueron incendiadas y saqueadas y otras pasaron a manos de las autoridades locales; la misma suerte corrieron algunos centros católicos y numerosas comunidades religiosas; en algunos pueblos de diversas provincias no dejaron celebrar el culto, prohibiendo el toque de campanas, la procesión con el Viático y otras manifestaciones religiosas; también fueron profanados algunos cementerios y sepulturas como la del obispo de Teruel, Antonio Ibáñez Galiano, enterrado en la iglesia de las Franciscanas Concepcionistas de Yecla (Murcia) y los cadáveres de las religiosas del mismo convento.

Frecuentes fueron los robos del Santísimo Sacramento y la destrucción de las Formas Sagradas.

Los atentados personales afectaron a varios sacerdotes, pues además de los muertos, que fueron 17, otros sufrieron encarcelamientos, golpes o heridas. Pero a pesar de todas estas amenazas, la mayoría de los sacerdotes permanecieron fieles en sus ministerios con el consiguiente riesgo, mientras que los religiosos fueron expulsados de todos los centros oficiales. En muchas poblaciones los desmanes se cometieron con el consentimiento de las autoridades locales y en otras éstas impidieron la defensa de los católicos. En todas partes quedaron impunes los malhechores. Se creó, pues, un clima de terror en el que la Iglesia era el objetivo fundamental… Todas las acciones revolucionarias fueron hábilmente desarrolladas por grupos extremistas de izquierda: los anarquistas con su sindicato, la F.A.I; los socialistas más radicales de Largo Caballero, conocido como el Lenin español, y los comunistas con ideología y métodos estalinistas.

Y todo este explosivo conjunto, incitado por la fobia anticlerical y anticristiana de la masonería. Cuando se habla de la Persecución Religiosa en España, casi no se menciona a la masonería. Y sin embargo, tuvo capital influencia en el desarrollo de la misma. Juan Ordóñez Márquez en su “Apostasía de las masas”, lo demuestra sobradamente y bastan de muestra unas citas breves pero significativas:

sábado, 19 de febrero de 2011

Sobre los Católicos, la Política y el Aborto - P. José María Iraburu

Sobre los Católicos, la Política y el Aborto
De Andreotti al rey Juan Carlos
P. José María Iraburu


A causa de la gran controversia sobre el tema de los católicos, la política y el aborto -sobre todo en nuestro país Argentina, donde se intenta aprobarlo- y la cantidad de voces contradictorias que se levantan, publicamos este artículo del P. Iraburu, correspondiente al 2 de Marzo del 2010, que sigue vigente y probablemente ayude a poner luz en el tema.


Andreotti. Entre los actos organizados en Roma con ocasión del gran Jubileo del Año 2000, se incluyó también un Jubileo de los Políticos. Acudieron «políticos católicos» de un buen número de naciones. Y fue significativamente confiada la presidencia del Comité de Acogida de este Jubileo al honorable Giulio Andreotti, siete veces primer ministro de Italia y actual senador vitalicio, director de 30 Giorni, el paradigma de los políticos cristianos de la segunda mitad del siglo XX. Pues bien, conviene recordar que este eminente político católico, siempre próximo al Vaticano, allí mismo, en Roma, en 1976, firmó para Italia la ley del aborto, que autoriza a perpetrarlo legalmente durante los noventa primeros días de gestación. Quizá le aconsejaron mal, o quizá no le aconsejaron... Poco después, en 1985, salió en España la ley del aborto con la firma del rey Juan Carlos I. Normal.

«No queremos que él reine sobre nosotros» (Lc 19, 14). La fe en Cristo Rey y en la conveniencia de que ya en la historia reine en el mundo, una fe siempre viva en la Europa cristiana, comienza a ser negada abiertamente desde los comienzos del siglo XVIII por algunos filósofos, de los que parte la masonería, la Ilustración y el liberalismo. El espíritu diabólico infunde así en los hombres la convicción de que solamente lograrán ser del todo libres, del todo hombres, cuando se sacudan el «yugo suave y la carga ligera» de Cristo (Mt 11, 30). Cuando afirmen con plena decisión, como el Israel rebelde a Yavé: «no te serviré (non serviam)... Somos libres, no te seguiremos» (Jer 2,20.31).

Esta rebelión de las naciones contra Cristo, iniciada en Occidente y difundida a todos los pueblos que le siguen, es ya la forma cultural y política predominante en nuestra época. En consecuencia, hoy los cristianos nos hallamos tan lejos del poder político como los cristianos de los tres primeros siglos. Hombres de la cultura, y concretamente los políticos, han sustraído, han robado el mundo a Dios, a Cristo, su Señor natural. Y llevan siglos destrozando la antigua Cristiandad occidental día a día, más y más, la cultura, las costumbres, la educación, las leyes, la vida política, los medios de comunicación, el pensamiento, el arte, todo. Y aunque no llegan a derribar las Catedrales, ciertamente procuran siempre borrar hasta el menor vestigio secular del antiguo mundo cristiano. Los católicos, pues, podemos ser mártires, pero en muy pocos lugares podemos alcanzar el poder político, para promover el verdadero bien común, como no sea en niveles políticos menores, como la alcaldía de un pueblo. No fue, por ejemplo, para nosotros ninguna sorpresa que el político católico Roco Buttiglione no llegara a ser uno de los comisarios de la Unión Europea, al tocar el tema de la homosexualidad a la luz de la verdad natural y católica.

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